La salud móvil o mhealth se está potenciando por el uso de aplicaciones o apps sanitarias, las cuales pueden aportar valor en distintos ámbitos. Pero, ¿cómo podemos mejorar la atención de los pacientes utilizando aplicaciones móviles de salud?
Las aplicaciones de salud son de utilidad por ejemplo para la adopción de hábitos saludables, a través de aplicaciones enfocadas a provocar cambios en el comportamiento de los usuarios, lo cual incide en la prevención de distintas enfermedades y puede suponer además un ahorro a largo plazo para los servicios de salud.
De hecho, en Estados Unidos algunas aseguradoras están proponiendo descuentos a los asegurados que utilizan pulseras cuantificadoras para medir su actividad física.
La mejora en la adherencia al tratamiento es otro de los caballos de batalla de los servicios de salud que podrían beneficiarse por el uso de estas aplicaciones, ya que supondría una reducción de los costes sanitarios asociados a las condiciones crónicas de salud. Pero todavía es preciso realizar más estudios que demuestren su efectividad clínica, a lo que hay que sumar el hecho de que las personas que más se beneficiarían de estas acciones no son usuarios habituales de este tipo de aplicaciones.
Además, lo que indican algunos estudios realizados acerca del uso de aplicaciones móviles por enfermos con cáncer, es que aunque la mayoría de estas apps se centran en ofrecer contenidos de utilidad en salud, la información por sí sola no es suficiente para cambiar el comportamiento. Para que los esfuerzos en promoción de la salud sean eficaces deben además:
- Enseñar habilidades de autocuidado que conviertan el conocimiento en prácticas efectivas.
- Construir un sentido de auto-eficacia o confianza en la realización de las conductas.
- Contar con el apoyo de un equipo de salud para mejorar la autogestión.
- Crear los apoyos sociales necesarios para el inicio y el mantenimiento del comportamiento deseado.
Cómo mejorar la atención de los pacientes con aplicaciones móviles
En este sentido, durante los dos últimos dos años el porcentaje de aplicaciones de salud con capacidad para conectarse a redes sociales ha aumentado del 26% al 34%, lo cual les da ese carácter social, mejorando así la parte dedicada a la adherencia y motivación (ya que en este caso el feedback lo proporcionan otras personas en lugar de un aviso automatizado). Además, permiten a los usuarios compartir experiencias y recibir ayuda de personas que están en una situación de salud similar, lo que mejora la experiencia de uso y es una mayor garantía de éxito.
Tampoco debemos olvidar que la gran mayoría de las aplicaciones móviles de salud están dedicadas a las áreas de bienestar físico y nutrición, constituyendo un alto porcentaje sobre el total (el 12% suponen el 90% de las descargas).
Además, hay que señalar una posible brecha en el uso de las apps en la población que concentra el mayor número de enfermedades crónicas, que acostumbran a superar los 65 años de edad, ya que la penetración de teléfonos inteligentes en ese rango de edad es todavía muy baja.
Espero que os haya orientado sobre cómo los profesionales sanitarios podemos mejorar la atención de los pacientes utilizando aplicaciones móviles de salud o apps sanitarias.