TEMA 1. LA IDENTIDAD DIGITAL EN SALUD


1. INTRODUCCIÓN

Internet nos ha abierto las puertas a un mundo de información, comunicación y participación, como nunca hasta ahora habíamos visto. La red ha ido evolucionando y, en estos momentos, los llamados ámbitos analógico y digital no conviven de forma independiente, sino que están cada vez más integrados, de manera que nuestra presencia digital juega un papel cada vez más importante.

La identidad digital, un concepto fundamental en este nuevo panorama, engloba la amalgama de datos, interacciones y huellas que dejamos en el ciberespacio a medida que navegamos, interactuamos y compartimos en plataformas digitales. Mucho más que simplemente un conjunto de información personal, la identidad digital ha emergido como una extensión integral de quienes somos, moldeada por nuestras acciones y reflejando nuestras relaciones en estos espacios.

La identidad digital se conforma como una capa que se superpone e integra en nuestra identidad ‘presencial’, formando una sola identidad que será expresada a través de diferentes canales. Además, el establecimiento de nuestra identidad digital es un proceso imparable y prácticamente irreversible, ya que como vamos a ver, no solo depende de la información que podamos añadir nosotros mismos, sino que se nutre de las aportaciones de otras personas. Esto quiere decir que, aunque no seamos conscientes de esta identidad digital, es muy probable que ya exista gracias a las aportaciones que otros usuarios hayan hecho sobre nosotros, etiquetándonos o mencionándonos en cualquiera de los formatos digitales que circulan por la red.

Desde la creación de perfiles en redes sociales hasta transacciones financieras en línea, la identidad digital se encuentra tejida en la tela misma de nuestras actividades diarias. Elementos como la privacidad, la seguridad, la autenticación y la reputación en línea son solo algunas de las facetas que componen esta identidad multifacética. A medida que las tecnologías continúan avanzando y la interconexión digital se profundiza, comprender y gestionar nuestra identidad en línea se ha vuelto un aspecto esencial para salvaguardar nuestra seguridad, privacidad y bienestar en el mundo virtual.

La proliferación de la identidad digital no solo ha modificado la forma en que nos percibimos a nosotros mismos, sino que también ha transformado cómo los demás nos perciben. Nuestra presencia en línea es una ventana al mundo exterior, una narrativa que puede influir en nuestras relaciones personales, oportunidades profesionales y colaboraciones creativas. La gestión responsable de nuestra identidad digital implica tomar medidas para proteger nuestra información personal, comprender los riesgos asociados a la exposición en línea y cultivar una huella digital positiva que refleje con precisión quiénes somos y lo que representamos.

A lo largo de este tema vamos a abordar el constructo de la identidad digital y su impacto en otros conceptos como visibilidad, reputación o influencia. Términos que ponen encima de la mesa los nuevos retos que tenemos por delante desde el momento en que empezamos a participar en estos espacios.

Resulta de vital importancia que como profesionales sanitarios empecemos a preocuparnos por la imagen que ofrecemos en la red, cómo es nuestra presencia digital y si ésta realmente se adecúa a la que queremos mostrar. Se presentan ante nosotros una serie de retos que sin duda van a seguir transformándonos como sociedad, pero a la vez ponen encima de la mesa cuestiones tales como la gestión de nuestra presencia digital, la sobreexposición en redes sociales, y los riesgos relacionados con aspectos como la privacidad y seguridad de la información. Retos en definitiva a los que los profesionales tendremos que dar respuesta.

 

2. IDENTIDAD DIGITAL Y CONCEPTOS RELACIONADOS 

Aunque hasta hace pocos años nuestra realidad digital se limitaba al uso que hacíamos de Internet con fines informativos o al envío de correo electrónico, lo cierto es que las cosas han cambiado y hoy en día no podríamos concebir nuestra existencia sin el uso de tecnologías digitales que implican la participación en espacios sociales.

De esta forma, nuestra presencia digital sigue creciendo y participamos cada vez más en los distintos espacios y redes sociales virtuales, dejando un pequeño rastro o huella en cada una de las interacciones que tenemos en estos entornos, de forma que si las sumáramos podríamos hacernos una idea bastante aproximada de cómo somos y cuáles son nuestras preferencias o intereses.

Pero, del mismo modo que nuestra impronta digital es cada día más fuerte, la realidad es que habitualmente no se ve correspondida con un aprendizaje en el manejo de estas tecnologías, por lo que resulta cada vez más importante que aprendamos a gestionar nuestra presencia digital y el uso que damos a estas herramientas.

La identidad digital no debería ser ignorada y se ha convertido en algo que hay que aprender a gestionar, porque de ello dependerá el buen uso que se haga de estas herramientas y la capacidad de desenvolverse con fluidez en el ecosistema de salud digital en el que de una u otra forma ya estamos participando. 

2.1. Identidad digital

Si hasta hace unos años nuestra identidad se limitaba a nuestro carnet de identidad, titulación universitaria o a los registros que otras instituciones tenían sobre nosotros, con la llegada de Internet este concepto se ha ido transformado y ampliado notablemente, de forma que para poder dimensionar adecuadamente nuestra identidad tenemos que integrar la parte digital.

Para acercarnos a conocer nuestra identidad digital, deberíamos hacernos la siguiente pregunta: ¿quiénes somos en Internet?

Podemos definir la identidad digital como la suma de toda la información que existe y está expuesta en Internet acerca de una persona, marca u organización. Por información nos referimos a datos de todo tipo: personales, registros, noticias, comentarios, vídeos e imágenes, etc., fruto de nuestras aportaciones a la red y las distintas interacciones que tenemos con otros usuarios.

Por lo tanto, podríamos decir que nuestra identidad digital nace en el momento en que alguien incorpora información que haga alusión a nosotros y se va construyendo a lo largo del tiempo a través de nuestra participación directa o de las aportaciones de otras personas, lo significa que tanto nuestras acciones como también las omisiones forman parte de esta identidad digital.

En ocasiones seremos conscientes de que estamos generando identidad digital como, por ejemplo, cuando participamos en una red social o foro; pero otras veces no, como ocurre en el momento en que hacemos una búsqueda en Google, lo cual no deja una huella pública visible pero sí lo hace a los ojos del buscador, el cual también se está formando una idea sobre nuestra identidad, gustos e intereses (datos con los que luego comercia con empresas de publicidad).

Se habla entonces de una identidad total o híbrida, resultado de la suma de nuestras facetas analógica y digital. De hecho, en realidad tenemos que hacerlo de una sola forma, ya que tenemos una identidad única que es expresada en diferentes formas. No en vano, las nuevas generaciones ya no diferencian esta separación, del mismo modo que tampoco separan los canales presenciales de los digitales.

Y aunque, en muchos casos la gran cantidad de herramientas que existen en la red nos haga parecer que nuestras identidades digitales se encuentran fragmentadas, eso no significa que tengamos distintas identidades sino una sola, la cual se expresa en diferentes facetas con las que tendremos que trabajar, para orientarlas en la construcción de lo que será nuestra presencia digital.

¿Identidad analógica vs identidad digital? Podríamos considerar a ambos tipos como conceptos independientes, pero lo cierto es que la identidad digital se constituye como una amplificación de la analógica y en estos momentos ambos espacios, físico y digital, se encuentran tan entrelazados que hablamos de distintos canales de interacción dentro de un único mundo. En este sentido, la identidad será total o híbrida entre las dos acepciones. Otra cuestión es que nuestra identidad digital esté muy poco trabajada y tenga mayor peso todavía la analógica, o que mostremos perfiles o personalidades distintas dependiendo del entorno en el que nos movamos.

Si hemos dicho que nuestra identidad digital está compuesta por toda aquella información que aportamos (nosotros o terceras personas), resulta evidente que todo aquello que introduzcamos en la red (datos de contacto, imágenes, publicaciones, opiniones en foros, expresiones en redes sociales de cualquier índole), pasarán a formar parte de nuestra identidad digital y tendrán un determinado peso en su construcción en función de su relevancia.

 

Componentes de la identidad digital. Obtenido de la Guía identidad digital de INTECO.

 

Por lo tanto, esta información que nos define puede provenir de distintas fuentes y en muchas ocasiones se escapará de nuestro control. De esta forma, cuando buscamos información sobre alguien en un buscador, es posible que nos encontremos páginas web o cuentas en redes sociales creadas por esa persona, noticias en medios de comunicación, publicaciones oficiales de boletines y diarios, entre muchas otras cosas.

 

2.2. Reputación online y marca personal

La reputación online, también conocida como reputación digital o reputación en línea, se refiere al conjunto de percepciones, opiniones, evaluaciones y comentarios que otros individuos, comunidades o entidades tienen acerca de una persona, empresa o entidad en el entorno virtual. En esencia, es la imagen que se proyecta en el mundo digital a través de las interacciones, contenidos y participaciones en plataformas en línea.

Resumiéndolo mucho, la identidad digital sería algo así como la suma de las huellas que dejamos en la red, mientras que la reputación online constituiría la opinión o el nivel de consideración que otros internautas tienen de nosotros.

La reputación online es un aspecto clave de la identidad digital, ya que juega un papel significativo en cómo somos percibidos por los demás en el ciberespacio. Esta percepción puede ser moldeada por una variedad de factores, incluyendo:

  1. Contenido generado por el usuario: los comentarios, publicaciones en redes sociales, artículos de blogs y otros tipos de contenido que compartimos en línea contribuyen a la creación de nuestra reputación. Lo que compartimos, cómo lo expresamos y cómo interactuamos con otros puede influir en cómo somos vistos.
  2. Interacciones en línea: en plataformas de redes sociales, foros, comentarios en blogs y otros espacios digitales también juegan un papel importante en la formación de la reputación. La forma en que nos comunicamos con otros y cómo respondemos a los comentarios y debates puede influir en cómo somos percibidos.
  3. Calificaciones y reseñas: en sitios web de reseñas, plataformas de comercio electrónico y aplicaciones móviles pueden tener un impacto significativo en la reputación de una empresa o profesional. Las opiniones de los clientes y usuarios anteriores pueden influir en la toma de decisiones de los futuros clientes.
  4. Presencia en redes sociales y comunidades en línea: nuestra actividad en plataformas de redes sociales, así como la calidad de nuestras conexiones y seguidores, también contribuye a nuestra reputación. Las redes sociales pueden ser una herramienta poderosa para construir una imagen positiva o profesional.

 

La reputación online equivale por tanto a la percepción colectiva sobre una persona y que, al ser de carácter público, deriva en aspectos positivos o negativos. Esta percepción al ser externa se escapa a nuestro control, aunque podemos ayudar a construirla, incorporando hechos relevantes que influyan sobre el colectivo al que nos dirigimos.

La importancia de la reputación online radica en que puede tener un impacto significativo en diversos aspectos de la vida, tanto personal como profesional. Una buena reputación puede generar confianza, oportunidades de negocio, colaboraciones y conexiones positivas. Por otro lado, una reputación negativa puede limitar oportunidades, dañar relaciones y perjudicar la percepción que otros tienen de nosotros.

Podríamos decir que la reputación digital es como nuestra salud, nunca nos acordamos de ella hasta que falla, algo que damos por sentado hasta que un día un hecho puntual puede hacer que perdamos nuestra credibilidad. Por esa razón, la reputación es uno de los activos intangibles más importantes que tenemos los profesionales sanitarios y ya no se limita a la esfera presencial, sino que se construye en buena medida a partir de lo que sucede en el plano digital.

 

2.3. Influencia digital

Por último, hablaremos de influencia como nuestra capacidad para generar opinión y tener impacto en lo que otros dicen. La influencia digital se refiere al poder y la capacidad que tienen individuos, empresas u organizaciones para afectar las opiniones, decisiones y comportamientos de otras personas a través de plataformas y medios de comunicación en línea. En esencia, se trata de la capacidad de generar impacto y ejercer cambios en la mentalidad y las acciones de una audiencia a través de la presencia en el mundo digital. Las personas influyentes son capaces de generar tendencias y sus publicaciones tienen gran impacto y se difunden de forma muy rápida.

Nuestra influencia sería el último paso tras la construcción de la identidad digital, el alcance de la visibilidad y la suma de nuestra reputación. En un mundo en el que cada vez existe mayor información, tener influencia significa ser la opinión reputada a la que acuden otras personas.

La influencia digital se refiere al poder y la capacidad que tienen individuos, empresas u organizaciones para afectar las opiniones, decisiones y comportamientos de otras personas a través de plataformas y medios de comunicación en línea. En esencia, se trata de la capacidad de generar impacto y ejercer cambios en la mentalidad y las acciones de una audiencia a través de la presencia en el mundo digital.

 

2.4. Importancia en el ámbito de la salud

Casi sin darnos cuenta, los profesionales sanitarios hemos sido empujados (voluntaria o involuntariamente) a tener una presencia digital más o menos establecida y a que parte de nuestra reputación profesional se haya transferido a los espacios digitales, de forma que los pacientes no solo buscan en la red información sobre profesionales, sino que usan los foros y directorios para opinar sobre ellos o recomendar sus servicios a otras personas. De esta forma, muchas personas ya se habrán formado una opinión del profesional antes de conocerle, porque han accedido a esa huella digital y saben lo que la red dice de ellos.

Por todo ello, es importante que los profesionales sanitarios tengamos constancia de la importancia que puede tener nuestra identidad y reputación digital y no dejemos en manos de otras personas su construcción. Lejos de verlo como una amenaza, la construcción de una identidad digital es una gran oportunidad para definirse como profesional y que aquellas personas que busquen a un profesional por Internet, se lleven la impresión que éste quiera ofrecer. 

Cabe por supuesto la posibilidad de que no deseemos potenciar nuestra identidad digital, pero eso no quita para que sepamos qué dice Internet sobre nosotros y adquiramos las competencias necesarias para poder modularlo en caso necesario.

Algunas razones clave por las que la identidad digital y la reputación en línea son importantes para los profesionales sanitarios son:

  • Construcción de confianza y credibilidad: la identidad digital bien gestionada puede ayudar a establecer y reforzar la confianza de los pacientes. Los pacientes buscan profesionales de la salud en línea antes de tomar decisiones importantes. Una reputación online positiva y contenidos de calidad pueden demostrar conocimiento y experiencia, aumentando así la credibilidad del profesional.
  • Mejora de alfabetización sanitaria: los profesionales sanitarios pueden utilizar su identidad digital para educar a la población sobre diversos temas de salud. Compartir información precisa y basada en evidencia puede ayudar a los pacientes a tomar decisiones informadas y reducir la propagación de información errónea o fake news.
  • Red de contactos: el establecimiento de una identidad digital puede facilitar el desarrollo de conexiones con otros profesionales sanitarios y ayudar a mejorar la gestión del conocimiento. 
  • Gestión de crisis y respuesta a críticas: una identidad digital sólida puede ayudar a los profesionales a abordar de manera efectiva las críticas y las situaciones de crisis. Saber cómo responder a comentarios negativos puede mitigar el impacto negativo en la reputación.

 

3. RIESGOS ASOCIADOS A LA IDENTIDAD DIGITAL 

Del mismo modo que Internet y las redes sociales nos ofrecen una capa extra de cercanía, comunicación y visibilidad, también comportan una serie de riesgos asociados, que pueden suponer problemas para nuestra identidad y reputación digital.

Nuestra vida está compuesta por tres esferas que se superponen entre sí, y que son la personal, profesional y privada, las cuales hasta hace poco teníamos bastante claro cómo las podíamos gestionar. Pero desde el mismo momento en hemos pasado al plano digital, tenemos que volver a aprender a gestionarlas, de tal manera que la esfera privada no acabe interfiriendo por error en la profesional.

Vamos a conocer cuáles son los riesgos más importantes que pueden afectar a nuestra presencia digital, y cuáles son las medidas que deberíamos adoptar para minimizarlos, y poder así seguir utilizando de forma segura estas herramientas. Estos son:

  1. No trabajar la identidad digital: el hecho de no trabajar nuestra identidad digital y dejarla en manos de otras personas supone que no tengamos ningún control sobre los datos que la red ofrezca sobre nosotros. Esto es así porque cada dato que añadimos o incluyen otras personas tiene el riesgo potencial de ser indexado por los buscadores. Para evitarlo basta con que nos planteemos qué información queremos que muestre la red y empecemos a construir cuanto antes nuestra identidad digital.
  2. Exposición de información privada: O’reilly, uno de los personajes más influyentes sobre Internet, dijo en el año 2007 que la mejor manera de proteger nuestra identidad en la red es asumir que no la tenemos y modificar nuestro comportamiento en Internet de acuerdo con ello. Cuando publicamos información en redes sociales sin conocer cómo configurar adecuadamente los perfiles, corremos el riesgo de exponer nuestra privacidad o la de otras personas. Incluso si están bien configurados, existe el riesgo de que personas con las cuales hayamos compartido información sensible de forma privada, la expongan de manera intencional o accidentalmente. Esto es algo que pasa habitualmente con el etiquetado de fotografías en las redes sociales. Por ejemplo, cuando hacemos una foto y en ella etiquetamos a otras personas (decimos quiénes salen en la foto), otras personas podrán ver y difundir la imagen, perdiendo así el control por nuestra parte del uso de la misma.
  3. Desconocimiento de la plataforma: es importante dedicar algo de tiempo a explorar cada herramienta en la que vayamos a exponer nuestros datos, para conocer cuáles son sus posibilidades de configuración y niveles de privacidad. Y como norma general, no deberíamos compartir de forma abierta información en redes sociales que no publicaríamos en un periódico o que no diríamos en voz alta de forma pública.
  4. Cesión de datos personales: en el momento en el que nos registramos en una herramienta o red social, estamos dando en muchos casos autorización para que utilicen nuestros datos para otros fines, habitualmente de tipo publicitario. Resulta recomendable leer las condiciones del servicio y tener presente que todo lo que publiquemos en estos espacios puede ser utilizado para otros fines o en beneficio de terceras personas.
  5. Secuestro de cuentas y suplantación de identidad: se produce cuando otra persona consigue nuestros datos de ingreso en una plataforma y utiliza nuestra identidad para acceder a información o publicar en nuestro nombre. El uso de contraseñas débiles, la falta de seguridad o no gestionar adecuadamente las contraseñas aumenta las probabilidades de secuestro de una cuenta. Es importante utilizar claves de alta seguridad, que son aquellas que incluyen mayúsculas, números y caracteres alfanuméricos. Y además hay que evitar usar las mismas para acceder a todas las aplicaciones y renovar las contraseñas con frecuencia. Muchas redes sociales incluyen la posibilidad de poder tener otra cuenta de correo o número de teléfono asociados al perfil de forma que, si nos roban la cuenta o no recordamos las claves de acceso, nos podrán enviar allí instrucciones para recuperarla.
  6. Errores y malentendidos: las redes sociales son unos espacios excelentes para conectar y comunicarse con otras personas, pero en este proceso perdemos toda la parte de la comunicación no verbal, por lo que en muchos casos nuestras publicaciones pueden ser interpretadas de forma errónea por aquellas personas que lean el mensaje, lo que puede llevar a situaciones de malentendidos, que pueden afectar a nuestra reputación online. Antes de empezar a publicar, es importante conocer cuál es el tono y las reglas que rige cada red social, para minimizar el riesgo de errores, así como dedicar un tiempo a explorar la herramienta y observar cómo interactúan en ella los usuarios.
  7. Permanencia de publicaciones no deseadas: algunos contenidos de tipo administrativo como, por ejemplo, una multa, sanción o condena, pueden persistir en Internet durante años incluso después de haberse cumplido con la ley.  Pero no solo tendremos que lidiar con este tipo de contenidos sino también con comentarios negativos que hagan otras personas y que pueden perdurar también durante mucho tiempo. Es por eso que actualmente ya se puede reclamar el derecho al olvido en la red y solicitar que se eliminen ciertas publicaciones, tanto a los sitios web como a aquellos buscadores que la tengan indexada.
  8. Uso inadecuado de publicaciones e imágenes: en ocasiones tenemos la impresión de que todo lo que contiene Internet es gratuito y de libre difusión, y cogemos imágenes de otras páginas o a través de buscadores, sin darnos cuenta de que están sujetas a derechos de imagen. Por defecto, salvo que se indique lo contrario, cualquier publicación electrónica (publicación, imagen, audio, vídeo) está sujeta a una licencia de tipo Copyright (todos los derechos reservados), salvo que su autor indique expresamente lo contrario, por lo que su uso de forma inadecuada podría acabar en una reclamación o denuncia y en un daño hacia nuestra reputación. Por regla general, no deberíamos utilizar imágenes de las que no estemos seguros que tengan una licencia abierta o dispongamos de autorización expresa de su autor. Hay que utiliza buscadores o bancos de imágenes gratuitos o bajo licencias más permisivas, como las de tipo Creative Commons.
  9. Exposición de información o datos sensibles de otras personas: la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) clasifica una serie de datos como especialmente protegidos, entre los que se encuentran los de carácter sanitario, regulados también por la Ley General de Sanidad de 25 de abril de 1986 y la Ley 41/ 2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la Autonomía del Paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. El uso de tecnologías de mensajería y de comunicación de información, como puede ser el correo electrónico para transmitir datos de salud u otras herramientas de difusión de imágenes, pueden poner en riesgo la privacidad de esta información y derivar en una exposición no autorizada de este tipo de datos, por lo que habrá de hacerse bajo condiciones de seguridad.

 

4. CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD DIGITAL 

Una vez que hemos definido lo que es la identidad digital y por qué es importante para los profesionales sanitarios, llega el momento de plantearse cómo debería ser su construcción y mantenimiento.

4.1. Monitorización de la identidad digital

El primero paso a la hora de establecer una identidad digital es el de la monitorización, que consiste en revisar qué es lo que pasa a nuestro alrededor y qué se está diciendo de nosotros en la red. De esta forma podremos analizar cómo es nuestra presencia digital actual y tener una base desde la que empezar a construir. Además, tendremos la posibilidad de adoptar medidas correctoras en caso necesario.

Podríamos definir la monitorización como el proceso de escucha, cuantificación y análisis de los contenidos presentes en los medios digitales. La monitorización es un proceso que hoy en día realizan todas las marcas comerciales en la red, ya que les permite conocer la percepción que genera su participación digital, la de sus productos y los de sus competidores. Esto es algo que podríamos extrapolar al terreno personal y profesional. Todos deberíamos tener una monitorización mínima de nuestra identidad digital, para saber qué ofrecen los buscadores sobre nosotros, qué están diciendo otras personas en distintos espacios y qué aspectos podemos mejorar para prevenir la aparición de futuros problemas.

Las principales herramientas que permitirán llevar un control de nuestra presencia digital son:

  1. Búsqueda en buscadores: los buscadores siguen siendo la principal puerta de entrada en la red y también a la hora de hacer consultas sobre salud. En nuestro ámbito, hablamos sobre todo de Google, ya que es el buscador más utilizado (en España representa más del 95% de las búsquedas). De esta forma, la búsqueda en Google sigue siendo la mejor forma para conocer nuestra presencia en Internet. A la hora de ofrecer resultados sobre personas, Google suele tener en consideración páginas como la Wikipedia y otras redes sociales, especialmente algunas como LinkedIn, o Twitter; y también publicaciones en otros sitios web o foros. Sin olvidar el papel que juega hoy en día la búsqueda por imágenes, vídeos y noticias. Acudir de forma regular para monitorizar la identidad digital es una labor que puede consumir mucho tiempo. Por eso es recomendable utilizar herramientas que facilitan esta tarea, como por ejemplo el servicio de Alertas de Google. Esta aplicación permite configurar búsquedas sobre distintos términos, como por ejemplo el nombre de una persona, de forma que cuando se produzcan nuevos resultados sobre los términos introducidos, el sistema avisará automáticamente a una dirección de correo electrónico.

 

Imagen del servicio Alertas de Google. 

 

  1. Monitorización social: las redes sociales constituyen el otro gran espacio en el que la gente está opinando sobre todo tipo de temas, entre los que se encuentran la salud y sus profesionales. Para monitorizar estos entornos se puede uso de las herramientas de búsqueda que muchas de ellas incluyen y llevar un seguimiento de las menciones, bien a través de los sistemas de notificaciones o a partir de algunas herramientas. Redes como Facebook y Twitter permiten activar un sistema de notificaciones de forma que, si alguien resulta mencionado, recibe una notificación. 
  2. Identificadores académicos: el aumento exponencial que ha sufrido la producción científica a nivel mundial, ha puesto en evidencia un problema importante y que repercute directamente en la identidad de los investigadores, y es el hecho de la identificación correcta de los autores individuales en todos sus artículos. Es habitual que el nombre de un autor aparezca registrado de muy diferentes formas en cada uno de los artículos que publica, lo cual fragmenta la información, dificulta la búsqueda de los artículos por este medio y crea confusión sobre la autoría de los mismos.

A lo largo de los últimos años se han desarrollado distintas iniciativas con el objetivo de crear un registro único permanente de autores, que permita identificar todos sus artículos con independencia de cómo aparezcan escritos en cada artículo. Entre ellas podemos destacar las de Scopus Autor ID (Elsevier) y Researcher ID (Thompson Reuters).

En el año 2009 surgió ORCID (Open Researcher and Contribution ID) con el objetivo de dotar a la comunidad científica de un medio para la identificación inequívoca de cada autor y su vinculación con toda su obra en cada uno de los contextos. Gracias al apoyo que tuvo esta iniciativa por parte de las editoriales más importantes y centros de investigación, ha ido ganando popularidad entre los científicos. ORCID es por tanto un identificador formado por 16 dígitos que dota a cada autor de un código permanente e inequívoco. Los investigadores pueden registrarse de forma gratuita en ORCID para obtener su código y documental su producción investigadora.

  1. Indicadores altimétricos: después de todo lo que hemos visto hasta ahora, parece evidente que los indicadores clásicos de impacto basados en el número de citas recibidas en un artículo y la calidad de la revista que lo contiene, resultan insuficientes. Sobre todo, en un momento en el que la web social ha alcanzado un nivel de desarrollo enorme y se producen miles de comentarios y conversaciones cada día alrededor de los contenidos académicos. Y del mismo modo, los investigadores también se relacionan de forma distinta con sus colegas y utilizan nuevas formas a la hora de hacer difusión de sus trabajos. Un mundo interconectado en el que cada artículo científico se difunde por redes sociales, recibiendo menciones y comentarios necesita una actualización de las métricas de impacto. Y para ello empiezan a surgir nuevas herramientas que permiten monitorizar toda la información que genera un artículo en Internet y aglutinar todos esos datos en indicadores de impacto.

El término ‘Altmetrics’ se utiliza para designar aquellas técnicas nuevas que se proponen como alternativas al factor de impacto que se utiliza en las revistas científicas y también a los índices de citas a autores (como el índice h). Este tipo de métricas no incluyen solo el número de citas sino también otros aspectos, como enlaces recibidos, visualizaciones al artículo, descargas o menciones en medios de comunicación. Dentro de ellas, Altmetric ha ganado mucha popularidad a la hora de medir el impacto de las publicaciones científicas. Es una herramienta capaz de seguir la pista a cada artículo y reflejar de forma numérica y visual el impacto que está teniendo en los distintos medios digitales de información.

 

Valoración del impacto de un artículo en Altmetric.

 

La puntuación en Altmetric es calculada en función de tres parámetros: tipo de fuente que ha difundido el artículo, número de menciones recibidas y autor. De esta forma tendremos una medición aproximada del impacto que ha tenido un artículo en la red desde el primer momento y sin tener que esperar a que otros artículos lo mencionen. Pero también es importante saber que el hecho de que un artículo tenga una alta puntuación en Altmetric no equivale a que sea de calidad sino a que ha obtenido mucha repercusión en la red, por lo que es una herramienta que nos debe orientar en este último sentido.

 

4.2. Construcción de la presencia digital

Cuando hablamos de construcción de identidad digital y reputación profesional, aparecen asociados otros conceptos, tales como marketing, branding y marca personal. En términos de empresa, el branding sería todo el proceso de análisis y descubrimiento de aquello en lo que se aporta valor, el marketing lo constituirían todas las acciones empleadas para darse a conocer, y finalmente el resultado de todo el proceso sería el establecimiento de una marca personal.

Esto trasladado al ámbito de la salud significa que, tanto otros profesionales como pacientes, podrán encontrarnos en Internet de forma más sencilla y sabrán cuál es el campo en el que somos expertos o nos conocerán por lo que nosotros queremos mostrar, lo que supondrá una mayor (o mejor) visibilidad profesional y más oportunidades de que otras personas puedan contactar con nosotros y entrar a formar parte de nuestra red.

Lo cual no quiere decir que obligatoriamente tengamos que optar por una visibilidad o exposición alta, sino que tenemos en nuestras manos la capacidad de elegir cómo queremos mostrarnos al mundo.

Construir una identidad digital sólida va más allá de crearse un perfil en redes sociales, y requiere la suma de una serie de conocimientos y actitudes, a lo que habrá que añadir un pequeño esfuerzo a lo largo del tiempo, en un proceso de mejora continua.

La construcción de nuestra identidad digital, será por lo tanto un proceso activo de incorporación de contenidos en distintos formatos (textos, imágenes, vídeos, etc.) y de participación en red con otras personas, por lo que implica una actitud abierta, participativa y activa en redes sociales, que es básicamente la esencia del llamado 2.0 o web social. Todo lo cual irá inevitablemente asociado a la adquisición simultánea de nuevas habilidades y competencias tecnológicas.

De esta forma, para el proceso de construcción de una identidad digital habrá que ir añadiendo distintos ladrillos. Los primeros serán los más importantes y como en cualquier tipo de construcción, serán los cimientos que sustentarán al resto. Una vez se haya asentado la base, será el momento de seguir aportando el resto de acciones, las cuales irán orientadas no solo a apuntalar la identidad digital, sino también a ganar en visibilidad y autoridad en función de los objetivos que cada profesional se haya marcado.

Partimos por tanto de la premisa de que toda actividad que se genere en Internet puede contribuir a la construcción de la identidad digital, por lo que sus efectos serán positivos o negativos. Pero no olvidemos que la identidad digital también tiene otros arquitectos, que potencialmente lo constituyen el resto de millones de personas que circulan por la red, y junto a ellos habrá que trabajar para obtener la visibilidad que se busque.

Así que antes de analizar la presencia digital habrá que plantearse cuál es el objetivo a conseguir y qué nivel de exposición se quiere tener en la red, porque de ello dependerán las acciones a adoptar. Si se desea por ejemplo ofrecer una imagen que permita conectar con otros profesionales, se debería hacer hincapié en definir los campos en los que cada uno es experto y cuáles son las redes sociales en las que se quiere compartir información. Pero si el enfoque es el de conectar o llegar a pacientes, entonces el enfoque sería el de mostrar el valor que se puede aportar como profesionales. Una vez definidos estos objetivos, será el momento de hacer una búsqueda y analizar cuál es la presencia digital actual.

La segunda pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué grado de visibilidad queremos tener en Internet? Si optamos por tener perfil de baja visibilidad tendremos que iniciar acciones de tipo correctivo, para modular lo que la red diga de nosotros. En cambio, si decidimos un perfil de alta visibilidad, habrá que trabajar para definir el grado de exposición y espacios en los que nos queramos mostrar.

Cuando hacemos una búsqueda sobre nosotros mismos en Internet podemos encontrarnos en alguna de las siguientes situaciones:

  1. No se encuentra información o la que existe es de tipo administrativo: es el caso habitual de aquellas personas que no han construido su identidad digital, de forma que esta depende totalmente de lo que otros incorporen a la red. Estar en este escalón significará que hay mucho trabajo por hacer, aunque por otro lado si nadie ha publicado sobre nada sobre nosotros será un buen momento para empezar a construir.
  2. Aparecen uno o dos perfiles en redes sociales: es habitual en personas que ya han empezado a entrar en contacto con algunas redes sociales, pero que quizás no tengan todavía bien configurada su privacidad y estén exponiendo datos no deseados. En este caso la identidad digital estará instaurada pero aún no tendríamos control sobre ella, por lo que es un buen momento para tomar las riendas.
  3. Aparecen varios perfiles en redes sociales bien definidos: esto es propio de personas que se mueven por las redes con cierto criterio y reflejan una imagen personal bien definida. En este punto deberíamos plantearnos si lo que aparece se corresponde con el objetivo que nos hayamos marcado y si no es así, empezar a construir para mejorar nuestra identidad digital profesional.
  4. Además de perfiles sociales, se incluyen imágenes y aportaciones en páginas, foros y alguna noticia: esto significará que somos profesionales con una presencia digital fuerte, construida a base de aportaciones en distintos medios. Podríamos plantearnos empezar a reforzar aquellos aspectos profesionales que destaquen las fortalezas y mejoren nuestra reputación.
  5. Además de lo anterior, aparecen publicaciones propias de tipo profesional o vídeos y noticias dedicadas: esto ocurre en el caso de personas que tienen una identidad profesional muy fuerte y que suelen tener asociada a una buena reputación profesional. El objetivo en este caso será el de mantener y reforzar la presencia digital.

 

La visibilidad digital es un concepto cuantitativo, que se refiere a las veces que aparecemos en Internet y en qué medios lo hacemos, algo que podemos monitorizar y medir. Pero alcanzar visibilidad es algo cada vez más complicado en un mundo digital en el que cada vez hay más actores, redes, perfiles, contenidos y personas participando. La reputación por otro lado, es un término cualitativo y subjetivo, más difícil de medir ya que es algo externo a nosotros y representa lo que los demás opinan de nosotros como profesionales. Atesorar una alta visibilidad no es sinónimo de gran reputación y, por el contrario, tener buena reputación no significa que seas visible en la red.

Algunas de las acciones que nos ayudan reforzar la presencia digital y mejorar la reputación profesional son:

  1. Producción de contenidos: todo aquello que volcamos en la red empezará a formar parte de nuestra identidad, visibilidad y reputación profesional. Eso quiere decir está en nuestro poder la llave seguir construyendo y fortaleciendo nuestra presencia digital hasta dónde nosotros queramos. Nuestra tarea a partir del momento en que hayamos establecido una identidad digital será la de producir contenidos para definan nuestra posición, del mismo modo que podemos participar en la conversación en aquella parte de la red en la que podemos influir, para generar nuestra propia voz. La producción de contenidos se puede realizar a través de distintos medios, aunque en Internet los formatos más importantes son los sitios web y los formatos de audio y vídeo.  Tener una página web, un podcast o un canal de vídeo son algunas de las medidas que más impacto pueden tener a la hora de establecer la presencia digital.
  2. Participación activa en redes sociales: si las redes son conversaciones y tanto pacientes como profesionales se encuentran en este momento tejiendo sus propias redes, parece claro que deberíamos estar y participar en aquellas conversaciones en las que podamos aportar valor y sean significativas para nosotros.

¿En qué redes sociales debemos tener presencia? No existe una norma escrita para responder a esta pregunta, pero quizás lo más recomendable sea no estar por estar en todas las redes sino en aquellas en las que más nos interese, bien porque allí estén otros profesionales con los que queremos conectar o bien los pacientes a los que nos dirigimos. Las redes más utilizadas para conectar con otros profesionales sanitarios en este momento son sobre todo Twitter y LinkedIn. En ellas básicamente los profesionales comparten publicaciones, conversan y debaten sobre muchos temas de salud.

  1. Curación de contenidos: una excelente forma de aportar valor y de establecerse como expertos en un determinado tema, consiste en filtrar y compartir contenidos generados por otras personas que sean relevantes en ese ámbito. Para ello, existen algunas redes sociales como Twitter o LinkedIn, que son ideales para mover todo tipo de contenidos de salud entre las personas que nos sigan. Un aspecto muy importante a la hora de publicar contenidos en redes sociales es el de que tenemos que adaptarnos al tono y estilo específico del medio que estemos utilizando. Cada red tiene un estilo propio que deberemos conocer antes de publicar en él.

 

Tono de comunicación en las redes sociales. Obtenido de JuanCMejia.com.

 

  1. Participación en directorios de salud: los directorios profesionales que existen en la red son espacios muy bien posicionadas por los buscadores y a los que acuden los pacientes cuando necesitan un profesional sanitario. Por lo que, si desempeñamos una actividad privada y queremos ser visibles, deberíamos tener presencia en todos ellos o al menos en los más importantes.

Existen directorios como Doctoralia ‘Más que médicos’ o ‘Topdoctors’ que ofrecen servicios gratuitos y opciones avanzadas de pago destinados a mejorar la visibilidad de los profesionales. Algunos de ellos incluyen también la posibilidad de resolver dudas a los usuarios, de forma que haciéndolo mejoraríamos nuestra visibilidad y reputación.

 

5. RECURSOS COMPLEMENTARIOS RECOMENDADOS

Monitorización de la identidad digital:

  1. Practicando el ego-surfing en Google  https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-practicando-el-ego-surfing-en-google/video
  2. Ejemplos de búsquedas de personas y análisis de resultados  https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-ejemplos-de-busquedas-de-personas-y-analisis-de-resultados/video
  3. Creando una alerta de identidad digital en Google  https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-creando-una-alerta-sobre-nuestra-identidad-digital-en-google/video
  4. Laura García Prado: Qué es ORCID  https://www.youtube.com/watch?v=3HvZtWU6GMY
  5. Uso de ORCID  https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-uso-de-orcid/video 
  6. Perfil de investigador en ResearchGate y uso de métricas   https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-perfil-de-investigador-en-researchgate-y-uso-de-metricas/video
  7. Trabajando con Altmetric   https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-trabajando-con-altmetric/video

 

 

Uso de LinkedIn:

  1. Introducción a Linkedin   https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-introduccion-a-linkedin/video  
  2. Configurando un perfil   https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-configurando-nuestro-perfil-en-linkedin/video
  3. Opciones de privacidad y seguridad  https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-opciones-de-privacidad-y-seguridad-en-linkedin/video
  4. Expandiendo nuestra red profesional  https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-expandiendo-nuestra-red-profesional-en-linkedin/video
  5. Publicar actualizaciones y entradas en LinkedIn  https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-publicar-actualizaciones-y-entradas-en-linkedin/video
  6. Búsqueda de empleo en LinkedIn   https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-busqueda-de-empleo-en-linkedin/video
  7. Creación y uso de Grupos en LinkedIn   https://www.salusplay.com/apuntes/apuntes-de-salud-digital/video-creacion-y-uso-de-grupos-en-linkedin/video 

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