1. INTRODUCCIÓN
El desarrollo implica la adquisición de nuevas funciones y cada vez más complejas. El niño que tiene una interacción temprana adecuada, sus necesidades satisfechas y son adecuadamente estimulados, crecen y se desarrollan con normalidad.
El desarrollo es progresivo e irreversible. Lo que se adquiere no se pierde. También es multidimensional, multidireccional y es flexible.
El bebé que se siente reconfortado y seguro en los momentos de mayor vulnerabilidad, es decir, en los primeros meses de su vida, se enfrentará a los retos del desarrollo de una forma confiada.
El amamantamiento puede convertirse en un contexto de protección y promoción del desarrollo. El vínculo que se forma en los momentos del amamantamiento da la oportunidad al bebé de sentirse seguro física y emocionalmente, y favorece el crecimiento de una relación de apego seguro.
2. DESARROLLO EMOCIONAL. APEGO Y VÍNCULO
El apego se define como una relación única de vinculación singular y específica entre dos personas. Algunas características son:
- Es perdurable a lo largo del tiempo. Puede perdurar a través de separaciones.
- Es singular.
- Su carácter no es innato, es un proceso, se forma.
- Es producto de la interacción.
Entre las funciones más importantes del apego son:
- Procurar la supervivencia.
- Proporcionar seguridad emocional.
- Posibilitar la exploración y consecuentemente el aprendizaje.
- Favorecer el desarrollo social.
- Proporcionar placer.
Jon Bowlby estructuró un modelo comprensivo que relaciona el primer vínculo afectivo en los seres humanos y sus cuidadores principales, con el desarrollo afectivo y social a lo largo de la vida. La tesis fundamental de su teoría del apego es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (persona con la que establece el vínculo).
La formación de un vínculo afectivo comienza con un proceso de familiarización entre los padres y el niño incluso desde antes de la concepción con los deseos de tener un hijo, luego en el desarrollo en la etapa fetal, llegando a su consolidación cuando se conocen, interactúan y se ponen en contacto físico, lo que se logra en el nacimiento y con la lactancia materna.
El contacto precoz entre la madre y su hijo también genera confianza en la madre, se siente más capacitada para cuidar a su hijo, es más sensible al llanto del niño, es más cariñosa y lo amamanta más tiempo. El niño a su vez es más confiado, llora menos, tiene un mejor desarrollo intelectual del lenguaje y sonríe más.
Existe una correlación directa de la teoría del apego, no solamente con el desarrollo neuronal del lactante sino también con los cambios de los sistemas neuroendocrinos de la madre que permiten la iniciación del vínculo entre ambos y la formación del proceso de apego. La oxitocina y la vasopresina juegan un papel muy crucial en el inicio del vínculo, y el cortisol y otras catecolaminas actúan como neuromoduladores y memorizadores de las diferentes conductas de la madre, la cría y el medio externo.
Entre los factores de riesgo que afectan a la calidad del vínculo se encuentran:
- Factores personales de riesgo de los padres:
- Inestabilidad parental por modelos de apego inadecuado.
- Estrés de los padres, ante el nacimiento y la crianza del hijo.
- Problemas de relación de pareja.
- Depresión, drogadicción, enfermedades mentales.
- Inestabilidad en el entorno del niño dado por situaciones como el divorcio, que la madre empiece a trabajar, muchos cuidadores, muerte de una figura de apego, etc.
- Factores personales de riesgo en el niño:
- El temperamento. Niños con mayor tendencia a la aflicción son más vulnerables.
- La prematuridad. Son más difíciles de cuidar de acuerdo con la percepción de los padres.
- La deficiencia sensorial o intelectual son más difícil de cuidar, tienen por ello mayor riesgo de alteración del apego.
- Factores de riesgo en contextos extrafamiliares. Como son las guarderías mal dotadas, la hospitalización, las separaciones imprevistas con la figura de apego y amenaza de separación.
2.1. Tipos de apego
Ainsworth describió tres tipos de apego en base a estudios en los que diseñó una situación experimental para detectar diferencias de apego en niños entre uno y dos años. Su estudio se realizó a partir de la observación de los comportamientos de 23 binomios de madre-hijo de clase social media en la ciudad de Baltimore, observó lo que pasaba y describió los siguientes tres tipos de apego:
- Apego seguro. Se produce cuando la persona que cuida demuestra cariño, protección, disponibilidad y atención a las señales del bebé, lo que le permite desarrollar un concepto de sí mismo positivo y un sentimiento de confianza. En el dominio interpersonal, lo niños seguros tienden a ser más cálidos y estables, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivos, integrados y con perspectivas coherentes de sí mismo. Cuando están con la madre, los niños pequeños se acercan y se alejan de ella continuamente, le muestran juguetes o la saludan desde lejos, se entristecen y protestan cuando son separados de ella y la buscan, cuando regresa se alegra y buscan su contacto volviendo a sus niveles de juego rápidamente. Son niños cooperadores, poco agresivos y en la edad preescolar la relación con los padres es íntima y relajada.
- Apego inseguro-evitativo. Se produce cuando el cuidador deja de atender constantemente las señales de necesidad de protección del niño, lo que no le permite el desarrollo del sentimiento de confianza que necesita. Se sienten inseguros hacia los demás y esperan ser desplazados sobre la base de las experiencias pasadas de abandono. Son niños que mientras están con la madre se centran en el juego y no la incluyen, se muestran indiferentes o evasivos. Parecen indiferentes, rara vez lloran cuando ella se va y cuando regresa evitan mirarla. Se mantienen alejados de la madre incluso cuando la necesitan. El preescolar se relaciona lo menos posible con sus padres y tiende a ignorarlos.
- Apego inseguro o ambivalente (o ansioso). Se produce cuando el cuidador está física y emocionalmente disponible solo en ciertas ocasiones, lo que hace al individuo más propenso a la ansiedad de separación y al temor de explorar el mundo. Son niños que cuando están con la madre ser relacionan poco con ella y si lo hacen es mostrando una consulta ambivalente, de aproximación y rechazo. Les resulta difícil separarse de ella y sus niveles de juego son bajos. Después de la separación se muestran muy ansiosos y alterados, lloran mucho, pero se quedan pasivos y no la buscan. Cuando regresa la madre se muestran ambivalentes, es decir, pueden buscar su contacto, pero chillan y patalean al mismo tiempo. Son niños que no exploran mucho ni se les consuela fácilmente, y es difícil que vuelvan a sus niveles anteriores de juego. A la edad preescolar manifiestan falta de autonomía y una dependencia de los padres que exageran mediante un comportamiento inmaduro de búsqueda de apoyo.
- Recientemente se ha propuesto un cuarto tipo denominado Apego desorganizado/desorientado, en donde los niños muestran comportamientos contradictorios e inconscientes, pueden saludar alegremente a la madre cuando regresa, pero luego se alejan de ella o se aproximan sin mirarla o parecen aturdidos durante el reencuentro. Cuando tienen miedo de un extraño se alejan y apoyan la frente en la pared, aunque la madre esté cerca. Realizan movimientos repetitivos de balanceo o posturas extrañas, como acurrucarse en el suelo.
2.2. Hitos del desarrollo emocional
El desarrollo emocional o del afecto a lo largo del tiempo se expresa de la siguiente forma:
- Antes de los 2 meses, los bebés responden del mismo modo ante cualquier persona.
- Hacia las ocho-doce semanas aparecen las primeras señales de cariño: lloran, sonríen y balbucean más con la madre que con cualquier otra persona.
- A los 6-7 meses empiezan a mostrar ansiedad ante los extraños y buscan a su madre para que les dé seguridad.
- Hacia los 9 o 10 meses suele aparecer la ansiedad de separación, que puede perdurar hasta los 2 o 3 años. Sucede cuando ya es plenamente consciente de que es un ser independiente y separado de su madre y del mundo. Bowlby y Robertson delimitaron tres fases en la ansiedad de separación de un niño:
- Protesta. El niño esta furioso y llora desesperadamente. Está enojado con el mundo y con su madre porque lo dejó. Esta fase puede durar muchas horas hasta muchos días.
- Desesperación, poco a poco el niño se calma y acepta. Muestra poco interés en su ambiente, pero sufre intensamente, y su expresión es de profunda tristeza. Puede presentar comportamiento regresivo como succión del dedo.
- Desapego, el niño desarrolla un mecanismo defensivo para sobrellevar su pérdida y se desapega de su madre. Empieza a interactuar con otras personas, se puede malinterpretar como que se ha adaptado. Cuando la madre regresa no muestra interés a su madre y parece como si no la reconociera.
- Durante el período que va desde los 10 a los 18 meses la principal actividad de los niños es explorar el mundo, y al explorarlo puede sentir miedo y necesita saber que hay alguien que lo protege y a quién puede recurrir en caso de necesidad sabiendo que le dará su apoyo y consuelo.
2.3. El temperamento
Y, por último, dentro del desarrollo emocional, hablamos del temperamento como la reacción singular de un niño a los acontecimientos, la gente y las condiciones del mundo. Investigadores de la conducta han identificado las siguientes características del temperamento:
- Nivel de actividad física: si el bebé disfruta de mucha estimulación activa o si prefiere jugar tranquilo u observar lo que está pasando.
- Regularidad en el funcionamiento biológico de dormir, comer, evacuar: si el bebé desarrolla fácilmente un itinerario natural y regular para comer y dormir.
- Disposición para aceptar personas o situaciones nuevas: si el bebé se trastorna con facilidad con situaciones nuevas, o disfruta de las variaciones.
- Adaptabilidad al cambio, la sensibilidad a la luz, ruido y otros estímulos sensoriales.
- Humor en forma de alegría o disgusto: si el bebé es relativamente llevadero o se pone nervioso con frecuencia.
- Intensidad de las respuestas.
- Grado de atención.
- Persistencia: si el bebé tiene paciencia para quedarse con un juguete nuevo o una destreza que trata de perfeccionar, o cambia rápidamente a algo que le resulta más fácil.
- Grado de sociabilidad: si disfruta de que se le coja con frecuencia, o no le gusta sentirse coartado e insiste en tener mucha actividad física.
En base a estas características se han identificado tres estilos de conducta temprana: “fácil”, “difícil” y de “reacción lenta”:
- El niño “fácil” es rítmico, tiene habitualmente pautas regulares de alimentación, sueño e higiene. Se adapta bien a los cambios de situación y generalmente tiene un humor alegre y positivo, y le gusta acercarse a objetos o personas nuevas.
- El niño “difícil” no es rítmico, es menos predecible en sus horarios, se siente incómodo cuando cambia la situación, y con frecuencia llora o presenta humor negativo.
- El niño o bebé de “reacción lenta”, también se adapta con dificultad a las situaciones ambientales y tiende a rechazar a las personas y a los objetos desconocidos, pero luego paulatinamente va cogiendo confianza y se integra.
Sears 1987, redujo estos tres temperamentos a dos categorías en los cuales se identifican a los niños con altas necesidades y a los bebés con bajas necesidades. Los bebés con altas necesidades son irritables parece que quieran lactar todo el tiempo y lloran cuando se les pone en su cuna, en cambio, los bebés con bajas necesidades son bebés contentos que no necesitan ser cargados con frecuencia.
3. DESARROLLO COGNITIVO
El desarrollo cognitivo es el proceso mediante el cual el ser humano va adquiriendo conocimientos a través del aprendizaje y la experiencia.
Los resultados basados en el mayor estudio randomizado sobre lactancia materna aportan una fuerte evidencia de que la lactancia mejora el desarrollo cognitivo.
Jean Piaget identificó los principales periodos a través de los cuales los humanos pasan en el curso de la maduración intelectual. Distinguió las siguientes etapas del desarrollo cognitivo:
3.1. Etapa sensoriomotora (0-2 años)
En esta etapa el niño conoce el mundo a través de las experiencias sensoriales y actividades motoras. Este periodo se inicia con el estadio de los reflejos primitivos y se prolonga hasta los dos años. Esta etapa consta de varios estadios:
- Estadio de los mecanismos reflejos congénitos 0-1 mes.
- Estadio de las reacciones circulares primarias 1-4 meses.
- Estadio de las reacciones circulares secundarias 4-8 meses.
- Estadio de la coordinación de los esquemas de conducta previos 8-12 meses.
- Estadio de los nuevos descubrimientos por experimentación 12-18 meses.
- Estadio de las nuevas representaciones mentales. 12-24 meses.
El lactante, a través de las experiencias sensoriales y las actividades motoras construye esquemas o modelos. En la construcción de estos esquemas hay procesos complementarios como la asimilación y la acomodación. La asimilación es el proceso de absorber nueva información del ambiente, y la acomodación es el proceso por el cual el niño alterna su comportamiento y ajusta esquemas ya existentes a los requerimientos del objeto o eventos para integrar nuevos aprendizajes con los antiguos y así adaptarse a su siempre ambiente en expansión.
El concepto de permanencia del objeto es una característica del período sensoriomotor. Piaget sugirió que el lactante menor de 6-9 meses de edad no tiene habilidad para la representación mental de lo que no ve. Por ejemplo, cuando un objeto como un juguete sale de su campo visual, el juguete deja de existir y el lactante no lo busca. Con la habilidad de la representación mental el lactante representa mentalmente el objeto o la persona, entonces continúa existiendo, aun cuando no lo ve y el lactante entonces busca el objeto perdido.
La permanencia de la persona precede a la permanencia del objeto, el lactante reconoce a su madre, padre o cuidado antes de los 8 meses y es por esto por lo que experimenta pérdida o ansiedad cuando la persona no está presente. Posteriormente cuando el lactante es capaz de ampliar la habilidad de reconocer su existencia separada de la madre, empieza a tolerar periodos cortos de separación de su cuidador.
3.2. Etapa preoperacional (2-7 años)
Durante este periodo el niño desarrolla nuevas habilidades de pensamiento acerca de situaciones, más que en el momento preciso de tenerlas.
La adquisición del lenguaje expresivo marca el inicio de la etapa preoperacional del desarrollo intelectual.
Los niños de esta edad son egocéntricos, todo gira en relación con ellos mismos, son incapaces de tomar el rol de otros. Este egocentrismo los lleva a creer que sus pensamientos y acciones son compartidos por otros.
En esta etapa existen dos estadios:
- Estadio preconceptual de 2 a 4 años.
- Estadio intuitivo de 4 a 7 años.
3.3. Etapa de operaciones concretas (7-11 años)
El niño en esta etapa necesita experimentar y aprende a base de ensayo-error.
Las principales características de este periodo son:
- La reversibilidad. El niño tiene la capacidad de analizar una situación de principio a fin y regresar al punto de partida, de ese modo tiene en cuenta las diferentes partes y las relaciona entre sí como un todo organizado.
- Clasificación.
- Seriación.
3.4. Etapa de las operaciones formales (a partir de los 11-12 años)
El niño pasa de la etapa de operaciones concretas a las operaciones formales que permiten el pensamiento abstracto, donde el grado de sutileza y complejidad de su razonamiento se hace mayor. Se constituye así en un individuo capa de construir o entender temas y conceptos ideales o abstractos.
4. DESARROLLO PSICOMOTOR
El desarrollo psicomotor es el conjunto de habilidades que alcanza el niño a lo largo de sus primeros años de vida. Se considera la manifestación externa de la maduración del sistema nervioso central y está marcado por una serie de hitos o logros que el niño domina antes de avanzar a otros más difíciles. Los logros no son aislados, sino que se desarrollan sistemáticamente y cada nueva capacidad dominada lo prepara para afrontar la siguiente, primero son habilidades sencillas y luego sistemas de acción cada vez más complejos.
La correcta valoración del desarrollo permite la detección temprana de sus trastornos, por ello debe valorarse a todos los niños desde su nacimiento hasta los dos años de edad.
Existe diversos métodos de cribado que determinan los niños de riesgo o retraso. El test de cribado más extensamente utilizado e investigado es el test de Denver o Denver developmental Screening Test-II (DDST-II), que explora cuatro áreas del desarrollo: motor fino, motor grueso, personal-social y el lenguaje.
4.1 Hitos del desarrollo psicomotor
Los hitos del desarrollo psicomotor hasta los 24 meses de edad son los siguientes:
Recién nacido
- Mantiene un tono muscular y postura flexora. Reflejos arcaicos presentes y simétricos.
- Levanta la mejilla en posición prona.
1 mes
- Fija la mirada en el examinador y le sigue hasta 90 grados.
- Se encuentra alerta al sonido.
- Vocaliza en suspensión ventral.
- Mantiene la cabeza a nivel del tronco.
2 meses
- Sonríe en respuesta al examinador.
- Vocaliza y se sobresalta con sonidos fuertes.
- Mantiene la cabeza en posición prona y mantiene las manos empuñadas la mayor parte del tiempo.
3 meses
- Sigue objetos en vertical y en horizontal, y observa los rostros.
- Incorpora sonido de consonante “G” (agú).
- Mantiene la cabeza levantada en prono, abre sus manos y las observa con atención, y afirma por segundos un objeto puesto en su mano.
4 meses
- Se ríe fuerte a carcajadas.
- Gira la cabeza en busca del sonido.
- Mantiene la cabeza firme al dejarle sentado.
- Alcanza un objeto, lo coge con la palma y lo lleva a la boca.
5-6 meses
- Balbucea y localiza el origen del sonido.
- En supino levanta la cabeza e intenta sentarse. Y en prono, levanta la cabeza y tronco y se gira a supino. Se sustenta con apoyo y mantiene el tronco firme.
- Manotea objetos, los agarra y transfiere de una mano a la otra.
7-8 meses
- Dice disílabos (da-da, ba-ba) y estira los brazos para ser tomado.
- Se mantiene solo sentado. Apoyando sus manos adelante (trípode) apoya su peso en los pies y flexiona sus piernas con energía.
- Golpea fuertemente objetos contra la mesa, los lleva a la boca y se gira de supino a prono e intenta gatear.
9-10 meses
- Dice “papá y mamá”, desconoce a extraños y busca el objeto caído (permanencia del objeto).
- Se sienta sólo por largo rato, sin ningún apoyo, y se pone de pie agarrado a muebles.
- Usa pinza fina índice-pulgar, dice adiós con la mano y aplaude.
11-12 meses
- Dice 3-4 palabras con significado y comprende órdenes simples.
- Gatea bien y camina con poco apoyo.
- Ayuda a vestirse.
13-15 meses
- Dice varias palabras y apunta con el índice para pedir lo que necesita.
- Camina sin apoyo, se agacha en cuclillas.
- Hace rayas con un lápiz.
18 meses
- Dice varias palabras de forma incorrecta, pide cosas por su nombre y apunta tres partes de su cuerpo.
- Sube escaleras gateando con ayuda, se sube a una silla y tira una pelota.
- Ayuda a desvestirse y hace torre de cuatro cubos.
24 meses
- Se comunica diciendo dos o tres palabras formando frases simples y dice su nombre.
- Sube y baja escaleras de pie sólo (ambos pies en un peldaño), corre o intenta saltar con los dos pies juntos y patea una pelota.
- Hace torres de 6 cubos.
La estimulación y la interacción temprana y adecuada es tan necesaria para el desarrollo neurológico del recién nacido como lo es la alimentación para el crecimiento físico. Ante estímulos escasos, irregulares o deficientes, el desarrollo de las capacidades puede verse afectado. Los signos de alerta o las alteraciones del desarrollo psicomotor del lactante son las siguientes:
- 1 mes:
o Irritabilidad persistente.
o Trastornos de succión.
o No fija la mirada momentáneamente.
o No reacciona con los ruidos.
- 3 meses:
o No mira a la cara.
o No sonríe cuando se le habla.
o No le tranquiliza la voz de la madre ni del padre.
o No muestra control de la cabeza.
o No mira las manos y las tiene siempre cerradas.
- 6 meses:
o Presencia de hipertonía en miembros e hipotonía de cuello y tronco.
o No coge objetos, ausencia de presión voluntaria.
o No estira los brazos para que le cojan.
o Persistencia del reflejo del moro.
o Asimetría de los movimientos.
o No entiende sonido y/o no reacciona a ellos.
o No balbucea ni hace gorgoritos.
- 9 meses:
o No se sienta.
o Hipotonía del tronco.
o No coge ni manipula objetos.
o Llora mucho o nunca.
o No llama. No emite bisílabos.
- 12 meses:
o No se pone de pie.
o Presencia de reflejos anormales.
o No obedece a órdenes sencillas.
o No emite sílabas o palabras sencillas.
o No muestra interés por lo que le rodea.
- 18-24 Meses:
o No anda.
o No reconoce objetos.
o No muestra interés por el juego sólo y/o con otros niños.
o No muestra interés por lo que le rodea.
- Signos de alarma a cualquier edad:
o Movilidad o tono postural anormal.
o Movimientos involuntarios (actitud distónica de manos, hiperextensión cefálica, etc.)
o Movimientos oculares anormales.
o Retraso en la adquisición de los ítems madurativos.
o Macrocefalia, microcefalia, estancamiento del perímetro craneal.
5. DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES SENSORIALES
Los sentidos constituyen la principal fuente de información para el cerebro del recién nacido hasta que se desarrolla el pensamiento intencional a los 8-9 meses de edad. Todo aprendizaje es el resultado del enriquecimiento sensorial que emplea cada sentido y lo pone a prueba para relacionarse con el medio. El desarrollo de las capacidades sensoriales son las siguientes:
- Sistema táctil. Se desarrolla en la vida intrauterina desde las 8 semanas con respuesta perioral entre las 11 y 12 semanas y movimientos de succión a las 29 semanas.
- Sistema gustativo. El desarrollo de la lengua y el gusto se inicia intraútero entre la cuarta y la octava semana. El recién nacido prefiere sabores dulces o amargos y ácidos, lo que se demuestra por el aumento en la fuerza de succión cuando los percibe.
- Sistema olfativo. Comienza su desarrollo en el primer trimestre del embarazo, y la percepción olfatoria, aunque no bien desarrollada, está presente al octavo mes de embarazo.
- Sistema auditivo. El oído interno se inicia precozmente su desarrollo y la agudeza auditiva aumenta a las pocas semanas del nacimiento. La voz aguda de la madre o los sonidos de tono alto, llaman la atención del recién nacido, mientras que los sonidos graves lo tranquilizan.
- Sistema visual. Su desarrollo también es temprano, aunque el sistema es imperfecto en el nacimiento, el lóbulo occipital es inmaduro anatómicamente y al nacer el neonato es funcionalmente hipertrófico. A los 2 meses diferencian entre rojo y verde, a los tres meses distinguen el azul y a los cuatro el amarillo. La agudeza visual se alcanza a los 6 meses de edad. Y la visión binocular, es decir, la visión que permite el uso de ambos ojos para enfocar y la percepción de la profundidad y la distancia, no está desarrollada hasta los 4 o 5 meses.
6. DESARROLLO DEL LENGUAJE
El desarrollo del lenguaje oral en uno de los principales logros del ser humano y un elemento crucial en el desarrollo cognitivo.
La audición está bien desarrollada desde el nacimiento y es capaz de discriminar diferentes entonaciones y entre vocales y consonantes. Esta habilidad de comprender las palabras es llamada lenguaje receptivo, y la habilidad de producir un lenguaje que tiene sentido se llama lenguaje expresivo.
Antes de poder utilizar las palabras, los niños expresan sus necesidades y sentimientos a través del llanto, balbuceo, parloteo y la imitación accidental o deliberada, en lo que se conoce como el hablar prelingüística. El habla lingüística es la expresión verbal que transmite un significado intencionado.
Una característica asombrosa del desarrollo del lenguaje es la velocidad de su adquisición, un niño dice su primera palabra sobre los 10-14 meses, y llegan a las 2600 palabras a la edad de 6 años.
El lenguaje es un acto social, donde los padres y cuidadores juegan un papel importante en cada etapa. Ayuda bastante hablarle lentamente, exagerando los ascensos y los descensos, simplificando el habla, reforzando los sonidos vocálicos, usando palabras cortas y repitiendo mucho. Como dice Sears (1987) “como la madre habla a su bebé, es más importante que lo que se dice. Cuando la madre acuna a su bebé para ponerlo al pecho, asume la posición cara a cara y habla a su bebé, están a la distancia justa, la madre mueve los ojos y los labios, y su bebé también responde a los estímulos con expresión facial, vocalización y fija la mirada”.
Los hitos del desarrollo del lenguaje son los siguientes:
- Desde el nacimiento: Puede percibir el habla, llorar y responder de algún modo al sonido. La diferencia de tono e intensidad del llanto indican hambre, sueño o enojo.
- A los 2 meses: Realiza sonidos guturales. Son sonidos que se articula tocando el dorso de la lengua con la parte posterior del velo del paladar o acercándose a él, formando una estrechez por la que pasa el aire espirado.
- A partir de los 3 meses: Emite sonido, chilla, ríe, y juega con los sonidos del habla.
- De 4 a 6 meses: Comienza a almacenar en la memoria patrones de sonido y a asociar los sonidos con los significados, especialmente su nombre y el de sus padres, prestando mayor atención a ellos.
- A partir de los 6 meses: Aparece el parloteo, repetición de una serie de consonantes seguidas por vocales, “ma-ma-ma” y muchas veces se toma erróneamente como la primera palabra.
- A partir de los 9 meses: comienza a utilizar señas para comunicarse, emplea gestos sociales convencionales, como decir adiós con la mano, o decir no moviendo la cabeza.
- A partir de los 12 meses: Comienza con holofrases, es decir, con oraciones de una sola palabra.
- A los 18 meses: comienza con el habla telegráfica con frases que contienen el sujeto-verbo-objeto.
- A los 2 años: Realiza oraciones completas.
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