TEMA 5. RCP GESTANTES


5.1. REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR EN EL EMBARAZO

La reanimación cardiopulmonar (RCP) en una mujer embarazada presenta retos particulares debido a los importantes cambios fisiológicos y anatómicos que ocurren durante la gestación, especialmente a partir del segundo trimestre. Aunque el protocolo básico de la RCP se mantiene, es fundamental adaptar ciertas maniobras para mejorar la eficacia de la reanimación y aumentar la probabilidad de supervivencia tanto de la madre como del feto.

 

5.2. CAMBIOS FISIOLÓGICOS RELEVANTES EN EL EMBARAZO

Durante el embarazo, el gasto cardíaco, el volumen sanguíneo y el consumo de oxígeno están aumentados. La frecuencia cardíaca materna también suele elevarse y la capacidad residual funcional pulmonar se reduce, lo que hace que la reserva de oxígeno disminuya. Estos cambios predisponen a la embarazada a una rápida desaturación en caso de paro cardiorrespiratorio.

Además, a partir de las 20 semanas de gestación, el útero grávido puede comprimir la vena cava inferior y la aorta cuando la mujer está en posición supina. Esta compresión disminuye significativamente el retorno venoso y puede causar hipotensión severa, conocida como síndrome de hipotensión supina, lo cual también reduce la eficacia de las compresiones torácicas durante la RCP.

 

5.3. INICIO INMEDIATO DE RCP

Ante un paro cardiorrespiratorio en una mujer embarazada, se debe iniciar la RCP de inmediato. No se deben posponer las compresiones mientras se consigue un desfibrilador o se prepara equipo adicional. Al igual que en pacientes no embarazadas, la RCP se realiza con compresiones torácicas de una frecuencia entre 100 y 120 por minuto, con una profundidad de 5 a 6 cm, permitiendo siempre la reexpansión completa del tórax.

 

5.4. DESPLAZAMIENTO UTERINO PARA ALIVIAR LA COMPRESIÓN AORTOCAVA

Una de las modificaciones más importantes en la RCP durante el embarazo es la necesidad de aliviar la compresión del útero sobre los grandes vasos. Para esto, existen dos opciones:

Desplazamiento manual del útero hacia la izquierda: esta maniobra puede realizarla un reanimador con una mano o ambos brazos mientras otro miembro del equipo realiza las compresiones torácicas.

Inclinación del cuerpo de la madre hacia la izquierda entre 15° y 30°: se puede lograr colocando cuñas o toallas firmes debajo del flanco derecho o mediante camas que permitan inclinación lateral.

Ambas estrategias buscan restaurar el retorno venoso adecuado y mejorar la perfusión durante las maniobras de reanimación.

 

5.5. DESFIBRILACIÓN

La desfibrilación debe realizarse de la misma forma que en una paciente no embarazada. Las dosis de energía no se modifican y no existe evidencia de daño directo al feto por el uso del desfibrilador. No se debe retrasar esta intervención por la presencia del embarazo.

 

5.6. MANEJO DE LA VÍA AÉREA

El manejo de la vía aérea puede ser más complicado en mujeres embarazadas debido a la congestión de las mucosas, el edema de las vías respiratorias superiores y el mayor riesgo de regurgitación y aspiración. Por ello, es recomendable proceder a la intubación orotraqueal lo antes posible. Si no se dispone de personal capacitado o material adecuado, se debe continuar con ventilación bolsa-válvula con oxígeno al 100%, asegurando una buena expansión torácica sin generar hiperventilación.

 

5.7. CESÁREA PERIMORTEM

Una decisión crítica durante la RCP en embarazadas es la realización de una cesárea perimortem o "cesárea de resucitación". Esta se indica si no hay retorno de la circulación espontánea tras 4 minutos de RCP efectiva. La intervención debe iniciarse antes del minuto 5 posterior al paro para mejorar las probabilidades de supervivencia tanto materna como fetal. Esta cesárea no tiene como objetivo principal salvar al feto, sino facilitar la reanimación materna al aliviar la presión del útero sobre los grandes vasos, mejorando así la eficacia hemodinámica de las maniobras.

 

5.8. CONSIDERACIONES ADICIONALES

Durante la reanimación, no se deben monitorizar los signos vitales fetales ni realizar maniobras obstétricas que retrasen la atención de la madre. La prioridad absoluta es restablecer la circulación materna, ya que la viabilidad fetal depende completamente del estado hemodinámico de la madre.

En el entorno hospitalario, debe estar preparado un equipo multidisciplinario que incluya personal de reanimación, obstetricia, anestesiología y neonatología para coordinar de forma rápida y eficiente la atención a madre e hijo.

 

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