TEMA 3. ALTERACIONES INFECCIOSAS EN EL PACIENTE CRÍTICO. INFECCIONES NOSOCOMIALES


1. INTRODUCCIÓN

La palabra nosocomial proviene del griego nosos (que significa enfermedad) y de Komeion (que significa cuidar), por lo que su significado es centro donde se cuida a los enfermos, es decir, el hospital (NosoKomein).  

La infección adquirida dentro de un recinto hospitalario abarca al menos 2,500 años de historia médica. Las primeras instituciones dedicadas al cuidado de los enfermos se originan alrededor de 500 años antes de Cristo en la mayoría de las civilizaciones conocidas, principalmente en la India, Egipto y Grecia. En esos primeros centros, las condiciones higiénicas giraban en torno a conceptos religiosos de pureza ritual. El primer escrito que contiene consejos sobre cómo construir un hospital es el texto sánscrito Charaka-Semhita, del siglo IV antes de la era cristiana.  

El estudio científico de las infecciones hospitalarias cruzadas o nosocomiales tienen su origen en la primera mitad del siglo XVIII principalmente por médicos escoceses. En 1740 Sir John Pringle realizó las primeras observaciones importantes acerca de la infección nosocomial y dedujo que ésta era la consecuencia principal y más grave de la masificación hospitalaria, introdujo el término “antiséptico”.  

Fue hasta principios del siglo XX cuando se empezaron a implementar diferentes intervenciones para disminuir las infecciones nosocomiales (IN).  

1.1. ¿Qué es la infección nosocomial? 

Las infecciones nosocomiales, en su definición tradicional es aquella que aparece durante el ingreso hospitalario, que se manifiesta transcurridas 72 h o más del ingreso del paciente en el hospital, y que en el momento de ingreso del paciente en el hospital no estaba presente ni en período de incubación, pero en la actualidad se extiende también a la que se relaciona con los cuidados sanitarios en un sentido amplio. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la infección nosocomial como: “Una infección contraída en el hospital por un paciente internado por una razón distinta de esa infección. Una infección que se presenta en un paciente internado en un hospital o en otro establecimiento de atención de salud en quien la infección no se había manifestado ni estaba en período de incubación en el momento del internado. Comprende las infecciones contraídas en el hospital, pero manifiestas después del alta hospitalaria y también las infecciones ocupacionales del personal del establecimiento”.  

Con motivo de la aparición de nuevos modelos asistenciales (CMA, Hospitalización domiciliaria, diálisis, Hospitales de día...) en el año 2002, Friedman a raíz de un estudio en pacientes con bacteriemia, consideró una nueva categoría intermedia entre Infección Nosocomial e Infección Comunitaria que nombró Infecciones Sanitarias Asociadas a los Cuidados Sanitarios (IRAS). 

Esta nueva definición agrupa todos aquellos pacientes con una infección adquirida en los últimos 30 días después de haber estado en hospitalización domiciliaria, hospitales de día o hemodiálisis o por haber ingresado 2 días en un hospital de agudos en los últimos 90 días o por residir en un centro sociosanitario. 

En las unidades de cuidados intensivos estas infecciones son unas veces motivo de ingreso en las mismas y otras, consecuencia de la estancia en estas. Las infecciones nosocomiales constituyen uno de los problemas más importantes que pueden darse en los servicios que atienden pacientes críticos, conllevando una mayor mortalidad y unos costes sanitarios más elevados. Se hace necesario, por tanto, establecer un sistema de vigilancia continuo que permita conocer la epidemiología, los factores de riesgo para su desarrollo y el impacto que estas infecciones tienen en el paciente crítico con el objeto de poder establecer medidas de prevención y control que traten de disminuir la incidencia de las infecciones nosocomiales, el importante efecto que tienen en el enfermo crítico.  

Una de las complicaciones de las infecciones nosocomiales es la sepsis, que aparece cuando la respuesta del cuerpo a la infección lesiona sus propios tejidos y órganos. Si no se reconoce y se trata precozmente, puede conducir a shock séptico, fallo multiorgánico y muerte. Por este motivo, los organismos internacionales recomiendan a nivel hospitalario el desarrollo de programas de mejora en la actuación ante la sepsis, como por ejemplo la implementación del código sepsis.  

Las infecciones nosocomiales están relacionadas con factores dependientes del paciente (edad, comorbilidades, gravedad y grado de agresión a las barreras defensivas), pero también guardan una estrecha relación con la adecuación de los cuidados sanitarios (tanto estructurales como profesionales); asimismo, son uno de los “errores” sanitarios que suponen una gran lacra social porque: 

  • Causan una importante cifra de muertos al año. 

  • Incrementan las estancias hospitalarias y los costes sanitarios. 

  • Infringen un sufrimiento personal y familiar inaceptable.  

Debemos tener en cuenta que, en el campo del control y la prevención de la infección, la definición de los términos es importante evitar ambigüedades. Los términos de uso más frecuente cuando se estudian las IRAS, y que con mucha frecuencia se confunden entre ellos son: 

  • Colonización: presencia y crecimiento de un microorganismo en un huésped que no presenta ningún síntoma o lesión celular. Un huésped colonizado puede servir como fuente de infección, es decir, comporta la multiplicación del germen en el huésped, sin que exista manifestación clínica ni inmunológica.  

  • Infección: es un diagnóstico clínico de inflamación local y/o generalizada desencadena por agentes infecciosos. El paciente presenta una enfermedad infecciosa. Es decir, comporta la multiplicación del germen en el huésped, induciendo un daño fisiológico que se traduce en una serie de signos y síntomas clínicos.  

  • Contaminación: se entiende como la presencia transitoria de microorganismos en una superficie corporal, como por ejemplo la piel, sin que haya invasión de tejidos ni daño fisiológico.  

  • Brote epidémico: es un aumento inusual de casos en la incidencia de una determinada infección concreta en un centro hospitalario por encima de las tasas basales. Depende de 3 factores: el tipo de IRAS, el número de casos y el centro o servicio hospitalario. 

Las cuatro grandes infecciones asociadas al entorno sanitario son: 

  • Neumonía asociada al entorno sanitario (nosotros haremos referencia a la neumonía asociada a ventilación mecánica, que se adquiere en la UCI) 

  • Infección de la zona quirúrgica. 

  • Infección del tracto urinario. 

  • Bacteriemia.  

 

1.2. Factores influyentes en la manifestación de las infecciones. 

El agente microbiano:  el paciente está expuesto a una gran variedad de microorganismos durante la hospitalización. El contacto entre el paciente y un microorganismo, en sí, no produce necesariamente una enfermedad clínica, puesto que hay otros factores que influyen en la naturaleza y frecuencia de las IN. La posibilidad de exposición a una infección depende, en parte, de las características de los microrganismos, de la resistencia a los antimicrobianos, la virulencia intrínseca y la cantidad de material infeccioso.  

Una gran cantidad de bacterias, virus, hongos, parásitos diferentes pueden causar IN. Las infecciones pueden ser causadas por un microorganismo contraído de otra persona en el hospital (infección cruzada) o por la propia flora del paciente (infección endógena). La infección por algunos microorganismos puede ser transmitida por un objeto o por sustancias recién contaminadas provenientes de otro foco humano de infección (infección ambiental).  

Antes de la introducción de las prácticas básicas de higiene y de los antibióticos al ejercicio de la medicina, las infecciones nosocomiales, en su mayoría, se debían a agentes patógenos de origen externo (enfermedades transmitidas por los alimentos y el aire, gangrena gaseosa, tétanos, etc.) o eran causadas por microorganismos externos a la flora normal de los pacientes (por ejemplo, difteria, tuberculosis). El progreso alcanzado en el tratamiento de las infecciones bacterianas con antibióticos ha reducido considerablemente la mortalidad por muchas enfermedades infecciosas. Hoy en día, casi todas las IN son causadas por microorganismos comunes en la población en general, que es inmune o que sufre una enfermedad más débil que la causada a los pacientes hospitalizados (Staphylococcus aureus, Estafilococos negativos a la coagulasa, Enterococos y Enterobacterias). 

Vulnerabilidad de los pacientes:  Los factores de riesgo que influyen en la posibilidad de contraer una infección comprenden la edad, el estado de inmunidad, cualquier enfermedad subyacente y las intervenciones diagnósticas y terapéuticas. En las épocas extremas de la vida - la infancia y la vejez – suele disminuir la resistencia a la infección. Los pacientes con enfermedad crónica, como tumores malignos, leucemia, diabetes mellitus, insuficiencia renal o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) tienen una mayor vulnerabilidad a las infecciones por agentes patógenos oportunistas. Estos últimos son infecciones por microorganismos normalmente inocuos, por ejemplo, que forman parte de la flora bacteriana normal del ser humano, pero pueden llegar a ser patógenos cuando se ven comprometidas las defensas inmunitarias del organismo. Los agentes inmunodepresores o la irradiación pueden reducir la resistencia a la infección. Las lesiones de la piel o de las membranas mucosas se producen sin pasar por los mecanismos naturales de defensa. La malnutrición también presenta un riesgo. Muchos procedimientos diagnósticos y terapéuticos modernos, como biopsias, exámenes endoscópicos, cateterización, intubación/respiración mecánica y procedimientos quirúrgicos y de succión aumentan el riesgo de infección. Ciertos objetos o sustancias contaminados pueden introducirse directamente a los tejidos o a los sitios normalmente estériles, como las vías urinarias y las vías respiratorias inferiores.  

Factores ambientales: los centros de salud son un entorno donde se congregan las personas infectadas y las expuestas a un mayor riesgo de infección. Los pacientes hospitalizados que tienen infección o son portadores de microorganismos patógenos son focos potenciales de infección para los demás pacientes y para el personal de salud. Los pacientes que se infectan en el hospital constituyen otro foco de infección. Las condiciones de hacinamiento dentro del hospital, el traslado frecuente de pacientes de una unidad a otra y la concentración de pacientes muy vulnerables a infección en una unidad (por ejemplo, de recién nacidos, pacientes quemados, cuidados intensivos) contribuyen a la manifestación de infecciones nosocomiales. La flora microbiana puede contaminar objetos, dispositivos y materiales que posteriormente entran en contacto con sitios vulnerables del cuerpo de los pacientes.  

Resistencia bacteriana: muchos pacientes reciben tratamiento antibiótico. Por medio de selección e intercambio de elementos de resistencia genéticos, los antibióticos promueven el surgimiento de cepas de bacterias farmacorresistentes; se reduce la proliferación de microorganismos en la flora humana normal sensibles al medicamento administrado, pero las cepas resistentes persisten y pueden llegar a ser endémicas en el hospital. El uso generalizado de antimicrobianos para tratamiento o profilaxis es el principal factor determinante de resistencia. En algunos casos, dichos productos son menos eficaces por causa de resistencia. Con la mayor intensificación del uso de un agente antimicrobiano, a la larga surgirán bacterias resistentes a ese producto, que pueden propagarse en los centros de salud. Hoy en día, muchas cepas de neumococos, estafilococos, enterococos y bacilos de la tuberculosis son resistentes a la mayor parte o la totalidad de los antimicrobianos que alguna vez fueron eficaces para combatirlas.  

 

1.3. Prevención de la infección nosocomial

La regla de oro en el campo de la infección es “la prevención es más efectiva que la curación”. Existen una serie de medidas generales que, si se siguen de forma rutinaria, contribuyen substancialmente a la prevención de la infección en la asistencia sanitaria y deben ser seguidas siempre de forma adicional y combinadas con las medidas preventivas específicas. 

Estas estrategias generales son las precauciones estándar, siguiendo las cuales todo profesional sanitario debe asumir que la sangre y los fluidos corporales (excepto el sudor), la piel no intacta y las membranas mucosas de cualquier paciente son fuentes potenciales de infección, independiente del riesgo percibido por el profesional; incluyen la higiene de manos, uso de vestimenta y equipo protector, eliminación del material punzante o cortante...y, dada su importancia, las definimos a continuación:  

  • Lavado de manos: las manos se deben lavar tras haber tocado sangre, fluidos biológicos, secreciones o excreciones y objetos contaminados, tanto si se llevan guantes como si no.  

  • Guantes: usar guantes limpios (no es necesario que sean estériles) cuando se vaya a tocar: sangre, fluidos biológicos, secreciones o excreciones y objetos contaminados. Quitarse los guantes rápidamente tras su uso, antes de tocar objetos limpios o superficies y antes de atender a otro paciente y lavarse las manos. Cambiarse de guantes entre tareas realizadas en el mismo paciente si ha habido contacto con materiales que puedan estar muy contaminados.  

  • Mascarillas, protección ocular y facial: utilizar mascarillas y protectores oculares y faciales en tareas en las que puedan producirse salpicaduras de sangre, fluidos biológicos, secreciones y excreciones.  

  • Batas: utilizar batas para la protección de la piel y para evitar ensuciarse la ropa durante las actividades en las que se puedan dar salpicaduras de sangre, fluidos biológicos, secreciones y excreciones. No es necesario que sean estériles. Quitarse las batas sucias tan rápido como sea posible y lavarse las manos. 

  • Equipo de atención al paciente: manipular con mucha precaución el equipamiento contaminado con sangre, fluidos biológicos, secreciones y excreciones. Comprobar que el material reutilizable no es usado en otro paciente si no ha sido reprocesado de forma adecuada. Comprobar que el material de un solo uso se elimina adecuadamente.  

  • Control ambiental: el hospital debe disponer de los procedimientos de mantenimiento, limpieza y desinfección de:  superficies, camas, barandillas de las camas, equipos, etc., y estos procedimientos deben ser aplicados.  

  • Sábanas y ropa blanca: la manipulación y el transporte de las sábanas y ropa blanca contaminada con sangre, fluidos corporales, secreciones y excreciones se hará de forma que se minimicen las exposiciones de la piel y las mucosas, la contaminación de la ropa y la transferencia de microorganismos a otros pacientes y/o al ambiente.  

  • Salud laboral y patógenos transmitidos por la sangre: incrementar las precauciones al manejar agujas, bisturí y otros instrumentos o dispositivos cortantes durante su uso, al limpiarlos y al eliminarlos. Nunca reencapsular agujas, manipularlas con ambas manos, ni utilizar una técnica que suponga dirigir la punta de la aguja hacia cualquier parte del cuerpo. 

  • No se deben quitar: con la mano las agujas de las jeringuillas usadas, ni doblarlas, romperlas o manipularlas. 

  • Utilizar: contenedores resistentes a los pinchazos para eliminar agujas y jeringuillas desechables, así como cualquier otro objeto cortante.  

  • Colocar los contenedores para la eliminación: de objetos punzantes y/o cortantes tan cera como sea posible de la zona en la que se deban utilizar. Colocar los objetos cortantes que deban ser reutilizados en contenedores resistentes a los pinchazos para su transporte hasta el área de reprocesado. Utilizar tubos de güedel y resucitador con reservorio como alternativa al método de resucitación “boca -boca”, en las áreas en las que se pueda prever su necesidad.  

  • Ubicación del paciente: ubicar a los pacientes que contaminan el ambiente o de los que se espera que no puedan mantener la higiene apropiada en habitaciones individuales; si esta medida no es posible, analizar con los comités de control de infecciones otras ubicaciones. 

 

2. HIGIENE DE MANOS 

Los microorganismos (gérmenes) responsable de las infecciones relacionadas con la atención sanitaria pueden ser virus, hongos, parásitos y, con mayor frecuencia, bacterias. Las infecciones relacionadas con la atención sanitaria pueden estar provocadas bien por microorganismos que ya estaban presentes en la mucosa y la piel del paciente (endógenos) o por microorganismos procedentes de otro paciente o de un profesional sanitario o del entorno (exógenos). En la mayoría de los casos, el vehículo de transmisión de los gérmenes desde la fuente de infección al paciente son las manos de los profesionales sanitarios, pero los propios pacientes pueden ser la fuente. Generalmente, los microorganismos se transmiten de un paciente a otro, de una parte, del cuerpo a otra y del entorno al paciente o viceversa. Los gérmenes y los potenciales agentes patógenos pueden ir colonizando progresivamente las manos de los profesionales sanitarios durante el proceso de atención. Si no hay higiene de manos, cuanto más se prolongue la asistencia, mayores serán el grado de contaminación de las manos y los riesgos potenciales para la seguridad del paciente. 

El riesgo de transmisión y el perjuicio potencial están presentes en todos los momentos de la prestación asistencial, sobre todo en el caso de pacientes inmunodeprimidos o vulnerables y/o si se utilizan dispositivos invasivos permanentes (catéteres urinarios, intravenosos, intubación endotraqueal, drenajes...).  

Diversos estudios han demostrado claramente que la implementación de programas bien estructurados de control de infecciones es una forma rentable de disminuir las infecciones. Algunos han puesto de manifiesto que estos resultados también son factibles en países y centros sanitarios con recursos limitados. 

El control de las infecciones se basa en una serie de medidas sencillas y bien establecidas, de probada eficacia y ampliamente reconocidas. Las “precauciones estándar” comprenden los principios básicos del control de las infecciones que son obligatorios en todos los centros sanitarios. Su aplicación se extiende a todos los pacientes que reciben asistencia, al margen de su diagnóstico, sus factores de riesgo y su presunto estado infeccioso, disminuyendo el riesgo de que el paciente y el personal del hospital contraigan una infección.  

La higiene de manos constituye en gran medida el núcleo de las Precauciones Estándar y es indiscutiblemente la medida más eficaz para el control de las infecciones. Lo mismo puede decirse en aquellas situaciones en que se aplican determinadas “precauciones de aislamiento” de manera específica (precauciones para evitar la transmisión por contacto, por gotas o por el aire). Además, la importancia de la higiene de las manos se enfatiza desde los enfoques más actuales de mejora de la calidad de tipo multimodal o de “paquetes” de medidas de intervención para la prevención de infecciones específicas como las bacteriemias o las infecciones urinarias relacionadas con dispositivos la infección del sitio quirúrgico y la neumonía asociada a la ventilación mecánica. La importancia de incorporar una higiene de manos eficaz en todos los elementos de la prestación asistencial debe mantener su prominencia en la atención sanitaria. 

 

 

2.1. ¿Cómo se realiza la higiene de las manos? 

La higiene de las manos puede realizarse frotando las manos con un preparado de base alcohólica o lavándolas con agua y jabón. Usando la técnica y el producto adecuado, las manos quedan libres de contaminación potencialmente nociva y segura para la atención al paciente. 

Las recomendaciones para la higiene de manos han sido publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). 

¿Cuándo hacer la higiene de manos? 

Cuando las manos estén visiblemente manchadas o contaminadas con fluidos orgánicos (sangre u otros fluidos corporales); hay dos alternativas: 

  • Lavado de manos con agua y jabón normal y después aplicación de solución alcohólica. El procedimiento es el siguiente: 

  • abre el grifo 

  • mójate las manos 

  • pon jabón líquido (se desaconsejan las pastillas de jabón) 

  • enjabona tus manos durante al menos 30 segundos, palmas y dorso de las manos, frotando bien entre los dedos 

  • enjuágate las manos bien 

  • toma una toalla de papel para secarte; seca sin arrastrar ni restregar, dejando que el agua empape el papel (no usar toallas) 

  • con el papel, cierra el grifo 

  • aplícate solución antiséptica  

  • Lavado de manos con agua y jabón antiséptico. El procedimiento es el mismo que el lavado de manos normal, pero usando un jabón antiséptico (p.ej. Hibiscrub®. 

Si las manos NO están visiblemente manchadas, se debe realizar la desinfección alcohólica de las manos. 

 

Se debe realizar la desinfección alcohólica de las manos en las siguientes situaciones: 

  • Antes de entrar en contacto directo con los pacientes. 

  • Antes de ponerse los guantes estériles para insertar un catéter central. 

  • Antes de insertar sondas urinarias, catéteres vasculares periféricos u otros 

                 dispositivos que requieran procedimientos invasivos no quirúrgicos. 

  • Después de contactar con piel intacta del paciente (por ejemplo, al tomar 

                el pulso o la tensión arterial y tras levantar a un paciente) 

  • Después de contactar con fluidos y excreciones corporales, membranas 

                  mucosas, piel no intacta y cura de heridas (si no se han manchado      visiblemente). 

  • Al cambiar de actividad sobre un mismo paciente si se ha tocado alguna 

                   superficie contaminada. 

  • Después de contactar con objetos inanimados (incluido el equipo médico) 

                   del entorno inmediato del paciente. 

  • Inmediatamente después de quitarse los guantes. 

  

Fuente: https://www3.gobiernodecanarias.org/ 

La prevención y control de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria, se considera fundamental la recomendación de realizar la higiene de manos con soluciones alcohólicas. Estas soluciones tienen una serie de ventajas respecto al lavado de manos con agua y jabón, como son su fácil acceso: los dispensadores están distribuidos en todas las habitaciones de la UCI, en las entradas a los boxes, al lado de los lavabos, se pueden llevar encima en una botellita de bolsillo, su menor tiempo de aplicación, reducen más eficazmente la contaminación, presentan mayor acción residual y mejoran la hidratación de la piel. 

 

  • Se debe de lavar las manos, indistintamente con agua y jabón normal o con agua y jabón antiséptico, antes de comer y después de ir al baño. 

 

Otros aspectos de la higiene de manos; 

  • No llevar uñas artificiales o extensiones. Llevar las uñas cortas y limpias. 

  • Se deben quitar los guantes después de realizar los cuidados a los pacientes. 

  • No utilizar el mismo par de guantes para atender a distintos pacientes. 

  • No utilizar cremas hidratantes de manos durante el turno de trabajo 

  • La utilización de guantes NO sustituye a la realización de la higiene de manos. 

  

3. NEUMONÍA ASOCIADA A LA VENTILACIÓN MECÁNICA (NAVM) 

La neumonía asociada a la ventilación mecánica (NAV) es aquella que se produce en pacientes con intubación endotraqueal (o traqueotomía) y que no estaba presente, ni en período de incubación, en el momento de la intubación en esta definición se incluyen las neumonías diagnosticadas en las 72 horas posteriores a la extubación o retirada de la traqueotomía. Es la causa de infección nosocomial más frecuente en las UCI junto a la ITU, con una incidencia de 5,87/1000 días de ventilación mecánica. 

Las guías de prevención de la NAV recomiendan que se informe de la densidad de incidencia de NAV como número de episodios de NAV por 1000 días de ventilación mecánica.  

El impacto de la NAV es muy importante en términos de: 

  • Mortalidad global: entre 24 y 76% 

  • Mortalidad atribuida: entre 13,5 y 17,5% 

  • Incremento de la estancia en UCI: entre 7,3 y 9,6 días 

Salto de páginaLa mortalidad bruta de la NAVM es del 50% pero si está probada por gérmenes multirresistentes se eleva hasta el 70%, actualmente se clasifica en: 

NAVM precoz: se desarrolla antes de los 5 primeros días y está asociada a bacterias orofaríngeas. Los gérmenes más frecuentes son: Haemophylus influenzaeStreptococcus pneumoniae y Staphylococcus aureus sensible a meticilina.  

NAVM tardía: está causada por gérmenes adquiridos en la UCI. Los gérmenes más frecuentes son los bacilos gramnegativos y gérmenes multirresistentes: Acinetobacter baumanii, Pseudomonas aeruginosaKlebsiella pneumoniaeStaphylococcus aureus MARSA. 

 

3.1. Fisiopatología. 

Vía aspirativa: es la principal ruta de origen de la NAVM. La colocación del tubo endotraqueal mantiene las cuerdas vocales abiertas y permite el paso de secreciones que se acumulan en el espacio subglótico procedentes de orofaringea y/o estómago. La pérdida de presión del neumotaponamiento permite el paso de dichas secreciones a la vía aérea inferior.  

Inoculación directa (vía inhalatoria): se produce a través del tubo endotraqueal, durante la aspiración de secreciones, fibrobronoscopias o nebulizaciones. La inoculación directa se produce por la contaminación de los circuitos del ventilador o bien de las soluciones nebulizadas. La condensación del agua por calentamiento del aire inspirado es fuente potencial de inoculación del material altamente contaminado. El uso de humidificadores disminuye la condensación del agua, sin embargo, el uso de estos dispositivos no ha demostrado disminuir la incidencia de neumonía.  

Translocación bacteriana: mecanismo basado en la disfunción de la mucosa intestinal que habitualmente actúa como barrera de protección entre los gérmenes de la luz intestinal y el torrente sanguíneo. Cuando esta barrera es sometida a isquemia se favorece el paso de bacterias y productos inflamatorios a la sangre.  

Vía hematógena: procede de un foco infeccioso extrapulmonar. 

 

3.2. Factores de riesgo adicionales para desarrollar una NAV

  • Defensas del huésped dañadas/ Aumento de la aspiración 

. Tubo endotraqueal 

Reintubación 

. Traqueostomía 

. Estado mental alterado 

. Sonda nasogástrica 

. Sonda de nutrición enteral 

. Posición supina 

. Sedación 

. Transporte del paciente 

 

  • Gran inoculación de microorganismos 

Colonización bacteriana 

Alcalinización gástrica 

Malnutrición 

. Sinusitis 

Iatrogénico 

Equipamiento respiratorio contaminado 

 

  • Sobrecrecimiento de microorganismos virulentos 

Uso prolongado de antibióticos 

. Previa exposición a antibióticos 

Iatrogénico 

Edad>60 años 

Catéter Venoso Central 

Enfermedades crónicas 

Reingresos hospitalarios 

. Estancia hospitalaria prolongada 

 

Tras la revisión realizada por un equipo de expertos de la SEMICYUC y la SEEIUC, ambas sociedades promulgaron una serie de medidas específicas, altamente recomendables y que disponen de una evidencia elevada en la prevención de la NAV, medidas que denominaron STOP NAV.  Las medidas básicas de obligado cumplimiento son las siguientes: 

  • Formación y entrenamiento apropiado en la manipulación de la vía aérea. 

  • Higiene estricta de las manos antes de manipular la vía aérea. 

  • Higiene bucal utilizando clorhexidina (0,12%-0.2%). 

  • Control y mantenimiento de la presión del neumotaponamiento (> 20 cm H2O). 

  • Evitar, siempre que sea posible, la posición de decúbito supino a 0º. 

  • Favorecer los procedimientos que permitan disminuir de forma segura la intubación y/o su duración. 

  • Evitar los cambios programados de las tubuladuras, humidificadores y tubos traqueales. 

 

Las medidas opcionales específicas altamente recomendables son las siguientes: 

  • Aspiración continua de secreciones subglóticas. 

  • Descontaminación selectiva del tubo digestivo (completa u orofaríngea). 

  • Antibióticos sistémicos (dos días) durante la intubación en pacientes con disminución del nivel de conciencia.  

 

3.3. Cuidados de enfermería

Aspiración de secreciones bronquiales: usar guantes estériles, mascarilla, gafas, utilizar sondas desechables y manipulación aséptica de éstas. Hiperoxigenación en pacientes hipoxémicos antes, entre aspiración y aspiración y al final del procedimiento. Evitar la instilación rutinaria de suero fisiológico a través del tubo endotraqueal antes de la aspiración de secreciones bronquiales. La sonda de aspiración debe ser atraumática y con un diámetro máximo de la sonda la mitad de la luz interna del tubo endotraqueal. La aspiración de secreciones no debe ser superior a los 15 segundos y el número de aspiraciones no ha de ser superior a 3, se recomienda la aspiración orofaríngea al terminar el procedimiento. 

Higiene de manos: (antes y después del contacto con las secreciones), entre pacientes, con el mismo paciente. El uso de guantes no reemplaza el lavado de manos, su uso inadecuado aumenta el riesgo de transmisión de microrganismos. 

 

Comprobar la presión del neumotaponamiento antes de la higiene bucal: después de la aspiración de secreciones y, como mínimo, una vez cada turno. Mantener la presión del neumotaponamiento entre 20 y 30 cm de agua. 

Realizar una higiene bucal, mínimo cada 8 horas, con clorhexidina al 0,12%, prestando especial atención al cepillado de dientes, lengua y encías. Previo a la higiene bucal control de la presión del neumotaponamiento y mantener la cabecera elevada. Importante realizar el cepillado de dientes para eliminar la placa dental (mínimo 3 veces al día).  

Si no existe contraindicación, mantener al paciente en posición semifowler (30-45º). Evitar la posición de decúbito supino a 0º. Comprobar la posición cada 8h y tras los cambios posturales.  

Intentar disminuir el tiempo de ventilación mecánica: valoración diaria de la retirada de la sedación, en pacientes estables. Valoración diaria de la posibilidad de extubación y uso de protocolos de desconexión de ventilación mecánica. Uso de ventilación mecánica no invasiva cuando esté indicado.  

Manipular lo menos posible el circuito del respirador y del intercambiador de calor y humedad. En el caso del circuito no cambiarlo si no está visiblemente contaminado o funciona mal y el caso de los intercambiadores, mantenerlos, si es posible, mínimo 48 horas. 

Descontaminación selectiva del tubo digestivo: la administración de antimicrobianos tópicos no absorbibles más antibióticos sistémicos reduce la NAV y la mortalidad de los pacientes (Liberati et al 2009). Control estricto de la glicemia vista la relación existente entre hiperglicemia y neumonía.  

Aspiración de secreciones subglóticas: el tubo endotraqueal dispone de un orificio dorsal por encima del balón de neumotaponamiento que permite aspirar las secreciones traqueales que se acumulan en el espacio subglótico del paciente.   

La presión de aspiración recomendable no debe superar los 100 mmHgVerificar la permeabilidad del canal subglótico cada 8h. 

 

Fuente: https://pbs.twimg.com/media/BK-cUThCcAEiro9?format=jpg&name=small 

Documentación completa del Proyecto disponible en: http://hws.vhebron.net/formacion-Nzero/medidasespecificas.html 

 

4. BACTERIEMIA ZERO 

Una bacteriemia es una infección en el torrente sanguíneo causada por cualquier agente (bacteria, virus, hongo...). Mientras no se especifique lo contrario, este término hace referencia a una infección, con hemocultivos positivos, de la sangre del paciente. El término bacteriemia primaria hace referencia a aquellas infecciones que no tienen un origen claro. Por el contrario, se habla de bacteriemia secundaria cuando se identifica, o se tiene la sospecha, del origen de la infección y se identifica el microorganismo que ha llegado al torrente sanguíneo.  

Hablamos de Bacteriemia Relacionada con el Catéter (BRC) o infección relacionada con catéter venoso central (CVC) cuando la infección se ha desarrollado de forma secundaria a la presencia de cualquier catéter intravenoso. Esto podría incluir, pero no es exclusivo, la infección tisular localizada en el punto de inserción y la bacteriemia relacionada con catéter o diseminación y/o colonización metastásica de la infección. Está relación casual se debe sustentar en datos clínicos y/o microbiológicos. 

 Las tasas de bacteriemia relacionada con el catéter aumentan la estancia hospitalaria, los costes derivados de la asistencia e incrementan la mortalidad. Es por ello que, debido a la repercusión que tienen las BRC para los pacientes y sus familias y el coste sanitario que ocasionan, se hace necesaria la implantación de programas de intervención específicos.  

Las medidas de prevención son fundamentales para disminuir las tasas de BRC, tal y como se evidencia en la aplicación de las guías internacionales.  Las guías actuales y medidas de prevención de las infecciones relacionadas con CVC recomiendan la aplicación de programas que incluyan vigilancia e intervenciones educativas continuadas; con objeto de garantizar una correcta adherencia a las recomendaciones basadas en la evidencia.  

Cabe señalar, que en unidades de cuidados intensivos (UCI), la aplicación de programas educativos ha reducido de manera significativa la incidencia de BRC. Estos programas proponen recomendaciones basadas en la evidencia: 

  • Determinación de objetivos diarios y favorecer la comunicación entre el personal sanitario de las UCI, estandarizando Bacteriemia Zero. 

  • Elección de un médico y una enfermera en cada unidad como líderes encargados de proporcionar la información y obtener los datos necesarios para la evaluación (es recomendable que la elección de los líderes sea previa a la implementación del programa). 

  • Aplicación de los procedimientos que han demostrado tener mayor eficacia en la reducción de las infecciones relacionadas con catéteres (higiene de manos, uso de barreras asépticas totales durante la inserción, asepsia de la piel con clorhexidina al 2%, evitar la vía de acceso femoral y retirar todos los CVC innecesarios). 

  • Disponibilidad de un carro de vía central que contenga el material necesario para su colocación y check-list) para garantizar la adherencia y cumplimiento de las prácticas de control de infección. 

  • Medición periódica (mensual) de las tasas de BRC en cada unidad, para la evaluación de la eficacia de las medidas adoptadas. 

   

4.1. Stop bacteriemia relacionada con catéter (BRC)

  • Con la colaboración de todas las UCIs del territorio español con el fin de reducir la incidencia de BRC y bacteriemia primaria. Los resultados en octubre de 2011 ofrecían una tasa de 2,8 episodios/1000 días de CVC, lo que supone una reducción respecto a la tasa inicial del 42%. 

  • Las medidas de prevención de las infecciones relacionadas con catéteres intravasculares en que se basa este proyecto son:  

  • Higiene adecuada de las manos: debe realizarse una correcta higiene de las manos antes y después de palpar las áreas de inserción de los catéteres, así como antes y después de insertar, reemplazar, acceder, reparar o proteger un catéter intravascular. El uso de guantes no exime del lavado de manos. 

  • Uso de Clorhexidina en la preparación de la piel: desinfectar la piel con un antiséptico adecuado antes de la inserción del catéter y durante los cambios de apósito. La solución de preferencia es una preparación de clorhexidina acuosa al 2% o alcohólica al 0,5%.  

  • Uso de medidas de barrera total durante la inserción del catéter: emplear una técnica aséptica para insertar CVC. El uso de barreras de máxima esterilidad (bata estéril, guantes estériles, gorro, mascarilla y paño estéril grande que cubra al paciente) durante la inserción de CVC reduce la incidencia de BRC.  

  • Preferencia o selección de la vena subclavia como lugar de inserción: la vena de elección es la subclavia, pero debe valorarse la posibilidad de complicaciones no infecciosas y la destreza del médico en la inserción y colocación del catéter.  

  • Retirado de catéteres innecesarios: deben retirarse los CVC que no se utilicen.  

  • Manejo higiénico de los catéteres: limitar la manipulación de conexiones y limpiar los puntos de inyección del catéter (bioconectores) con alcohol isopropílico de 70º antes de acceder con ellos al sistema venoso. 

 

También debemos tener en cuenta las siguientes actividades: 

  • Programa de formación en la prevención de la BCVC (bacteriemia relacionada con catéter venoso central).  

  • Lista de comprobación durante la inserción de los CVC.  

  • Carro exclusivo para los accesos vasculares.  

  • Experiencia del personal que inserta el catéter venoso y lo manipula. 

 

4.2. Fisiopatología

Existen diferentes causas por las que un catéter se pueden contaminar y ocasionar una bacteriemia relacionada con catéter. 

Las más comunes se deben a una preparación incorrecta de la piel antes de la inserción del CVC y por la contaminación de las conexiones del catéter.  

Las causas pueden ser múltiples per las más habituales son debidas a la inserción y manejo del CVC, por la migración de la flora residente en la piel por la superficie del catéter, por una higiene inadecuada de manos, tanto en la inserción como en la manipulación del CVC y por el uso de antisépticos contaminados. 

Otras causas, menos habituales, son debidas a la administración de sustancias contaminadas, a una inserción de un CVC en malas condiciones de esterilidad. En la vía hematógena, la menos frecuente, la contaminación procede de otro foco. 

 

4.3. Cuidados de enfermería

Los cuidados enfermeros van dirigidos a la inserción y manejo posterior del mismo, así será importante: 

  • Realizar una higiene de manos adecuada antes de la inserción y manipulación del catéter. 

  • Utilizar máximas medidas de barrera para la inserción del catéter: batas y guantes estériles, mascarilla, gorro y tallas estériles grandes. 

  • Utilizar preparaciones de clorhexidina para la asepsia de la piel. 

  • Desinfección de los conectores antes de la administración de medicación. 

  • Revisar diariamente la necesidad del catéter. 

  • Comprobar que el apósito esté correctamente colocado y adherido. 

  • Retirar si está extravasado o inflamado. 

 

  

 

5. INFECCIÓN DE LA ZONA QUIRÚRGICA  

El término “Infección de la Zona Quirúrgica” (IZQ) es relativamente reciente (lo introdujo el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades en 1992) y substituyó al término “Infección de la Herida Quirúrgica”. Las infecciones de la zona quirúrgica están en el origen de muchas de las complicaciones postoperatorias y son responsables de la cuarta parte de las infecciones nosocomiales de los pacientes quirúrgicos, por lo que son uno de los objetivos principales en los protocolos de prevención de la infección nosocomial. Una vigilancia continua y de rigor es importante para minimizar este tipo de infecciones. 

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades clasifica el tipo de infección de la zona quirúrgica, según la localización anatómica, en dos grupos para distinguir las infecciones propias de la herida quirúrgica de aquellas de otros espacios anatómicos manipulados durante la cirugía: 

 

Incisional: 

IZQ incisional superficial: abarca la piel y el espacio subcutáneo. 

IZQ incisional profunda: abarca tejidos blandos profundos, como son la fascia muscular y el músculo en si mismo. 

  

De órganos/espacios: hace referencia a cualquier punto anatómico (a excepción de la zona propia de la incisión), que fue abierto o manipulado durante la operación. 

Los patógenos que causan infecciones de la zona quirúrgica suelen ser microorganismos de la flora endógena del paciente. 

Como en el resto de las infecciones nosocomiales, los factores de riesgo de IZQ se pueden clasificar en relacionados con el paciente y relacionados con el procedimiento quirúrgico, si bien los estudios realizados han concluido que la mayoría de IZQ se pueden atribuir más a los factores relacionados con el paciente a los relacionados con el procedimiento. 

 

Es por ello, que a continuación nombraremos los factores de riesgo más importantes: 

  • Edad avanzada. 

  • Estado nutricional deficiente. 

  • Diabetes. 

  • Tabaco. 

  • Obesidad. 

  • Concentraciones bajas de albúmina sérica. 

  • Coexistencia de otra infección remota a la zona. 

  • Colonización, en particular por S. Aureus. 

  • Respuesta inmunitaria disminuida. 

  • Estancia hospitalaria preoperatoria prolongada. 

 

Y los factores de riesgo relacionados con el procedimiento son: 

  • Duración disminuida del lavado quirúrgico. 

  • Antisepsia de la piel inadecuada. 

  • Afeitado preoperatorio. 

  • Preparación preoperatoria de la piel inadecuada. 

  • Intervenciones de larga duración. 

  • Profilaxis antimicrobiana deficiente. 

  • Ventilación del quirófano deficiente. 

  • Inadecuada esterilización del instrumental quirúrgico. 

  • Material/cuerpos extraños en la zona quirúrgica. 

  • Utilización de drenajes quirúrgicos. 

  • Mala técnica quirúrgica. 

  • Mala hemostasia. 

  • Incapacidad de eliminar el espacio muerto. 

  • Traumatismo de los tejidos. 

 

 5.1. Fisiopatología

La mayor parte de las infecciones de la zona quirúrgica se producen durante el tiempo de la intervención, alcanzando una incidencia entre el 2-5% de los pacientes intervenidos en los EEUU.  

La infección de la zona quirúrgica se puede clasificar de diferente manera: 

  • Superficial: aparece durante los 30 días siguientes de la intervención quirúrgica (IQ). Afecta únicamente la piel y el tejido subcutáneo de la intervención. Se manifiesta con: drenaje purulento, cultivo positivo del líquido, criterios clínicos de infección. 

  • Profunda: la infección se identifica durante los 30 días siguientes a la incisión quirúrgica sino se ha insertado ningún implante y durante el 1r año si ha habido inserción de implante. La infección afecta al tejido blando profundo de la incisión(fascias/musculatura). Se manifiesta con: drenaje purulento procedente de tejidos profundos afectados por la incisión quirúrgica, dehiscencia espontánea de la herida o apertura incisional profunda por parte del cirujano con obtención del cultivo positivo o que el paciente presente fiebre >38ºC con dolor y tumefacción sin cultivo. 

  • De órgano o espacio: se identifica durante los 30 días posteriores a la intervención si no se ha insertado ningún implante y durante un año si se ha insertado implante y la infección está relacionada con ello. La infección afecta cualquier parte del cuerpo excluyendo la incisión y los tejidos relacionados con la manipulación quirúrgica. Se manifiesta con: drenaje purulento procedente del órgano o espacio obtenido por punción o drenaje espontáneo, cultivo positivo procedente del líquido, tejido o espacio obtenido en condiciones de asepsia, evidencia de absceso por diagnóstico de imagen. 

 

5.2. Prevención de la infección de la zona quirúrgica

Las guías de prevención sólo hacen referencia a recomendaciones estándar del proceso pre y post-operatorio, medidas que se exponen a continuación: 

  • Tratamiento de infecciones remotas a la IZQ. Identificar y tratar cualquier tipo de infección fuera de la zona quirúrgica antes de la intervención. 

  • Retirada del pelo o vello antes de la intervención. Se recomienda solo retirar aquel pelo/vello que pueda llegar a interferir en la intervención, y en caso de que sea necesaria esta retirada, realizarla con una maquinilla eléctrica (no rasurado) inmediatamente antes de la intervención. 

  • Cuidados de la herida quirúrgica. Proteger la herida quirúrgica con un apósito estéril durante 24-48 horas después de la intervención. 

  • Control de los niveles de glucemia. Se ha demostrado que niveles elevados de glucosa en sangre en el postoperatorio inmediato (hasta las 48 horas) están asociados con un mayor riesgo de IZQ. 

  • Administración de profilaxis antibiótica. Mediante la revisión de varias guías referentes a la profilaxis antibiótica en cirugía, se consiguió llegar a un consenso en esta materia: la primera dosis de la profilaxis antibiótica debería administrarse dentro de los 60 minutos previos a la realización de la incisión quirúrgica, menos cuando el antibiótico a administrar fuera vancomicina o una fluoroquinolona, que en este caso sería durante los 120 minutos previos. 

 

5.3. Cuidados de enfermería

Debido a que la mayor parte de las infecciones de la zona quirúrgica se producen durante el tiempo de la intervención, como personal de enfermería en las unidades de cuidados intensivos nos centraremos en las medidas preoperatorias y los cuidados postoperatorios necesarios para evitar la infección de la zona quirúrgica en el paciente crítico postoperado. 

  

Medidas Prequirúrgicas: 

  • Identificar y tratar antes de la intervención todas las infecciones distantes al territorio quirúrgico, posponiendo la intervención, si es posible, hasta la curación de las mimas. 

  • Controlar la glucemia en todos los diabéticos antes de una intervención electiva y mantenerla por debajo de 200 mg/dl durante la intervención y en las primeras 48 horas del postoperatorio. 

  • Higiene corporal (baño del paciente incluido el lavado de cabeza con un antiséptico jabonoso) se realizará dos horas antes de la intervención. Si no es posible, se realizará la noche anterior a la intervención. 

  • Recortar uñas y retirar esmalte. 

  • Retirar objetos del paciente: prótesis, relojes, joyas... 

  • No rasurar excepto si altera el campo de visión o el acceso a la zona operatoria debido al aumento de infección por cortes microscópicos. Si fuera necesario eliminar el vello, es preferible la utilización de máquina cortadora de vello debido a que la hoja de afeitar es más dañina. También se pueden utilizar cremas depilatorias, pero tienen el inconveniente de que son irritantes para la piel. 

  • Preparación de la zona quirúrgica con antiséptico. 

  • Profilaxis antibiótica. 

 

Medidas Postquirúrgicas: 

  • Higiene de manos antes y después de tocar la herida. 

  • No tocar la herida abierta sin guantes estériles. 

  • Utilizar bata y mascarilla. 

  • El instrumental estéril será individual para cada cura. 

  • Limpiar el material antes de enviarlo al servicio de esterilización. 

  • No introducir el carro de curas en el box de pacientes infectados. 

  • Si se observan signos de infección al retirar el apósito se aconseja cursar cultivo microbiológico de la herida. 

  • Las heridas infectadas se curarán al final. 

  • Registrar el procedimiento y aspecto de la herida. 

 

 6. INFECCIÓN DEL TRACTO URINARIO 

Actualmente, las ITUs son las infecciones nosocomiales más frecuentes, atribuyéndose el 80% de las mismas al uso de sondajes vesicales; cuando acontece una infección del tracto urinario en un paciente portador de una sonda vesical, se llama Infección del Tracto Urinario asociada a Sondaje Vesical (ITUSV). En estos pacientes, la infección normalmente es asintomática y el cuadro clínico más común es fiebre con cultivos positivos, sin ningún otro hallazgo localizado. 

La presencia del sondaje vesical dificulta o anula los mecanismos de defensa normales mediante los cuales se evita el contacto de bacterias con las células epiteliales del tracto urinario, aumentando así la susceptibilidad de padecer infecciones; la sonda también inhibe la función mecánica del lavado que tiene el sistema urinario. Por estas razones, los microorganismos que penetran en el tracto urinario (normalmente estéril) son capaces de multiplicarse hasta niveles peligrosos en sólo un día. 

  

6.1. Fisiopatología 

Una vez instalado el catéter urinario con sistema cerrado, existen dos vías posibles que los microorganismos alcancen las vías urinarias para ocasionar bacteriuria. 

  • Vía intraluminal o migración retrograda: ocurre a partir de dos sitios clásicos de contaminación, entre la unión del catéter-tubo colector y orificio de drenaje de la bolsa colectora. 

  • Vía extraluminal o perisonda: en esta situación, el espacio que existe entre la superficie externa del catéter y la mucosa uretral posibilita a los microorganismos alcancen la vejiga, ocasionando bacteriuria. Esta es la vía más frecuente. 

  • Hematológica: excepcionalmente el origen de la ITU es de origen hematológico produciendo en estos casos ITU complicada. 

 

6.2. Factores de riesgo de la infección del tracto urinario asociada al sondaje vesical (ITUSV) 

Los estudios demuestran que el factor de riesgo más importante en los pacientes ingresados en UCI (donde la diuresis horaria es una constante más y las sondas se mantienen durante 30 o más días) es la duración del sondaje.   

Así pues, los factores de riesgo son: 

  • Duración del sondaje vesical. 

  • Colonización de la bolsa de drenaje, de la sonda o del espacio periuretral. 

  • Diabetes mellitus. 

  • Cualquier enfermedad que deprima el sistema inmunitario. 

  • Género femenino (la uretra de la mujer es más corta que la del hombre). 

  • Edad > 50 años 

  • Cualquier condición debilitante. 

  • Mala técnica de inserción de la sonda o incorrecto cuidado de ésta. 

  • No mantener un sistema cerrado de drenaje de orina. 

  • Insuficiencia renal. 

 

6.3. Prevención de la infección del tracto urinario asociada al sondaje vesical

Sistema cerrado de diuresis. Se recomienda mantener el sistema de drenaje cerrado para preservar su esterilidad; el hecho de mantener este tipo de sistemas cerrados ha reducido significativamente el riesgo de adquirir una infección relacionada con la sonda. 

Utilización adecuada de las sondas. Insertar una sonda vesical sólo cuando sea necesario para el cuidado del enfermo y no dejarla puesta más tiempo del necesario. Se recomienda elegir sondas de silicona. Valorar otros métodos de recogida de orina (como colectores), o el sondaje intermitente cuando sea posible. 

Flujo de orina permeable. Se recomienda que le flujo de orina no se obstruya. El reflujo de orina se asocia con infección, por lo que las bolsas de diuresis deben estar siempre por debajo del nivel de la vejiga de forma que se impida el reflujo de orina. Si es necesario elevarlapinzar primero el sistema. 

Inserción aséptica. Realizar el sondaje vesical utilizando una técnica estéril y material estéril (guantes estériles, gasas, solución estéril para limpiar el meato urinario y lubricante estéril de un solo uso). 

Salto de página 

Sonda de tamaño adecuado. Se recomienda utilizar la sonda de menor calibre que permita un drenaje apropiado de la orina, para minimizar así el posible traumatismo de la mucosa uretral. 

Fijación de la sonda. Fijar la sonda vesical después de su inserción de forma que se minimice su movilización y prevenir así una posible tracción uretral. La movilidad de la sonda, la tracción que se pueda ejercer sobre la misma o su retirada accidental pueden producir traumatismo uretral, lo que predispone a padecer una ITUSV. 

Corrección de posibles pérdidas de esterilidad. Se recomienda cambiar la bolsa colectora de orina utilizando técnica estéril y desinfectando la conexión sonda-bolsa. También se desinfectará la conexión cuando se pierda la continuidad del circuito, bien sea por desconexión o porque el circuito tenga pérdidas. 

Higiene del meato. Realizar la higiene del meato de forma rutinaria con agua y jabón. Limpiar esta zona con un antiséptico no es necesario. 

 

6.4. Cuidados de enfermería 

Se han publicado diferentes guías con las medidas de prevención de la ITU-SU estimando que la implementación de las siguientes medidas disminuiría un 50% los costes que supone esta patología: 

  • Evitar la inserción de catéteres urinarios: la colocación de catéter urinario solamente para las indicaciones apropiadas. Existencia de protocolos institucionales para la colocación del catéter urinario. 

  • Retirada precoz del catéter urinario: lista de verificación diaria, notificar todas las intervenciones realizadas por enfermería, presencia e recordatorios electrónicos. 

  • Considerar alternativas al sondaje: sondaje vesical intermitente, catéter condón, aparato de ultrasonido portátil para valoración de la vejiga. 

  • Técnicas adecuadas para la inserción y el mantenimiento de los catéteres: inserción estéril del catéter urinario, asegurar el catéter para prevenir cualquier desplazamiento, sistema de drenaje cerrado, mantener el flujo de orina sin obstáculos, evitar la rutina del lavado de la vejiga. 

  • Apoyo institucional para el programa de prevención de ITU-SU: desarrollo e implantación e implementación de políticas, educación y monitorizar el uso del catéter vesical permanente. 

 

 Fuente: Documentación completa del Proyecto disponible en: https://www.seguridaddelpaciente.es/es/proyectos/financiacion- 

 

 

 

7.MEDIDAS DE BARRERA ANTE PACIENTES CON INFECCIÓN NOSOCOMIAL CONOCIDA

En la rutina diaria laboral, tendrás que cuidar a pacientes con una infección nosocomial. El servicio de Medicina Preventiva hace un seguimiento de estos enfermos, y facilita una serie de recomendaciones para su cuidado que debes seguir.  

 

Además: 

  • Lávate las manos con jabón antiséptico antes y después de atender al paciente. 

  • Utiliza guantes desechables cuando atiendas al enfermo y deséchalos inmediatamente. 

  • Utiliza bata desechable y mascarilla para aspiración de secreciones y cura de heridas 

  • Si es posible, se debe asignar una sola enfermera para el paciente. 

  • Higiene diaria con jabón normal. En determinados casos, se recomienda el uso de jabón antiséptico. 

  • Deja el fonendoscopio en la habitación del paciente. 

  • Limpieza de superficies, suelo y paredes de la habitación con agua, lejía (dilución 1:10) y jabón, dos veces al día. 

  • Sigue estrictamente las técnicas estériles.  

 

8.MEDIDAS DE AISLAMIENTO PARA LA PREVENCIÓN DE TRANSMISIÓN DE MICROORGANISMOS EN LA UCI 

Las medidas de vigilancia y control necesarias para prevenir la transmisión de microorganismo en los centros sanitarios se introdujeron a principios de los años setenta. En el año 1985 a raíz de la aparición de la infección por el virus del VIH, los CDC de los Estados Unidos introdujeron el concepto de precauciones universales mediante las cuales se hacía hincapié en las precauciones que debían tomarse con el manejo de sangre y los fluidos corporales de los pacientes atendidos en los centros sanitarios. 

En el año 1996, después de más de diez años de debate e implementación de estrategias para evitar la infección entre pacientes y paciente-personal sanitario, el CDC editó la Guía para las precauciones del aislamiento en los hospitales y las definió como las precauciones estándar necesarias a aplicar con todos los pacientes y las precauciones específicas, destinadas a evitar la trasmisión de microorganismos por contacto, gotas y por el aire. La última actualización corresponde al 2007, en las que el CDC actualiza datos y contextualiza las recomendaciones de acuerdo con la evidencia científica publicada hasta el momento.  

Cabe destacar de esta última edición que se consideró necesario la reintroducción de las medidas de ambiente protector, no como se consideraban hasta entonces (protección directa del paciente) sino como estrategia para mantener un ambiente libre de hongos transmitidos por el aire a pacientes sometidos a trasplante alogénico de precursores hematopoyéticos en zonas del hospital donde se realizan obras. Otra de las modificaciones del 2007 fue evitar al máximo el término aislamiento, reservándolo únicamente a habitaciones con presión negativa en las habitaciones en las que se ubica a pacientes con microorganismo infecciosos que se transmiten por el aire. 

Las medidas de aislamiento que se aplican en la UCI no difieren de las que se toman en otras áreas del hospital. A pesar de ello, a continuación, se detallan aquellos aspectos que pueden generar dudas o controversias debido a la susceptibilidad del paciente crítico. 

 

8.1. Precauciones estándar

De aplicación universal, son la principal estrategia para la prevención de las infecciones en los centros sanitarios. Implican la implantación de los principios higiénicos básicos para evitar la transmisión de microorganismos entre los pacientes y el personal sanitario: higiene de manos, uso de guantes, uso adecuado de la bata, mascarilla quirúrgica (EN 14683) y protección ocular. 

  

Fuente: http://www.portalenfermeria.com/index.php/2021/04/20/37-profesionales-enfermeria-sufrido-covid-19/ 

 

8.2. Precauciones basadas en la transmisión

Son las precauciones que se deben aplicar a los pacientes que se sospecha o se conoce que tienen una infección o están colonizados por un microorganismo infeccioso, especialmente los de gran relevancia epidemiológica.  

A diferencia de las anteriores, que evitan la transmisión de microorganismos por la sangre, las secreciones y las heces, estas se utilizarán para evitar la transmisión de microorganismos por contacto, gotas o aire.  

  • Precauciones para evitar la transmisión por contacto: tienen como objetivo evitar las infecciones o colonizaciones que se puedan transmitir por contacto directo o indirecto.  

  • Ejemplos en los que se deberían utilizar estas precauciones: 

Infecciones por MMR (Staphylococcus aureus resistente a la meticilinaAcinetobacter baumannii, enterococos...) 

Infecciones entéricas de supervivencia ambiental prolongada, especialmente Clostridium difficile, rotavirus y virus de la hepatitis A. 

Infecciones muy contagiosas: herpes simple, pediculosis, herpres zoster diseminado en paciente inmunodeprimidos y las infecciones hemorrágicas víricas (fiebre hemorrágica del Ébola). 

Gripe y conjuntivitis vírica aguda. 

Abscesos o drenajes de heridas amplias que no se pueden cubrir, incontinencia fecal y otras situaciones que comporten un elevado riesgo de contaminación ambiental y de transmisión. 

 

En estos casos se debe tener en cuenta: 

  • Guantes: además de las recomendaciones de las precauciones estándar se recomienda el uso de guantes siempre que se vaya a entrar en contacto con el paciente. 

  • Bata desechable: usar bata siempre que se prevea un contacto directo con el paciente, con superficies u objetos de la habitación potencialmente contaminados. Desecharla antes de salir de la habitación. 

  • Traslados: limitarlos a los estrictamente necesarios. Asegurar que se toman las medidas para minimizar el riesgo de transmisión de microorganismos a otros pacientes. 

  • El paciente debería estar en una habitación individual con lavabo. En determinados casos, dos pacientes infectados o colonizados con el mismo microorganismo (misma cepa) pueden compartir habitación o área con la finalidad de prevenir el contacto con pacientes susceptibles. 

  • NO OLVIDAR PRECAUCIONES ESTÁNDAR.  

  • Precauciones para evitar la transmisión por gotas: su objetivo es evitar la trasmisión de microrganismos infecciosos que se transmiten mediante partículas superiores a 5µm que se producen tosiendo, hablando o estornudando y también cuando se realizan determinados procedimientos sobre la vía aérea como por ejemplo el aspirado bronquial o una broncoscopia y que generen partículas que pueden ser inhaladas. No es necesario esperar a la confirmación diagnóstica para empezar con estas precauciones, la sospecha es suficiente.  

  • Ejemplos en los que se deberían utilizar estas precauciones: 

  • Gripe. 

  • Meningitis por Haemophilus influenzae y Neisseria meningitidis. 

  • Parotiditis, tos ferina. 

  • Infecciones por adenovirus y rinovirus. 

  • Neumonía y bronquitis por Mycoplasma pneumoniae. 

 

En estos casos se debe tener en cuenta: 

  • Mascarilla quirúrgica: sirven para evitar la contaminación del ambiente al retener y filtrar las gotas que son expulsadas al respirar, hablar, estornudar o toser y que contiene microorganismos procedentes de la vía aérea superior. También tienen acción protectora sobre las personas que tienen que mantener una distancia inferior a un metro de distancia. Deben cubrir la boca y la nariz y ser repelentes a los fluidos (EN 14683). Se debe poner antes de entrar en la habitación, tanto personal asistencial como visitas, y se deben tirar al salir de la misma. 

  • Traslados: limitarlos a los estrictamente necesarios. En caso de traslados sin paciente conectado a ventilación mecánica este deberá usar mascarilla quirúrgica (EN14683) 

  • NO OLVIDAR PRECAUCIONES ESTÁNDAR. 

  • Precauciones para evitar la transmisión por aire: tienen el objetivo de evitar las transmisiones de microrganismos patógenos de menos de 5 µm que proceden de las vías respiratorias del paciente y que quedan suspendidas en el ambiente, donde pueden persistir durante un cierto tiempo y ser inhaladas.  

  •  Ejemplos en los que se deberían utilizar estas precauciones: 

  • Tuberculosis pulmonar, laríngea o bronquial. 

  • Varicela y sarampión. 

  • Herpes zoster diseminado. 

  • Situaciones epidémicas de SARS. 

 

En estos casos se debe tener en cuenta: 

  • Mascarilla: los protectores respiratorios deben filtrar el aire que se inhala y, por tanto, proteger al personal sanitario de los microorganismos que se transmiten en aerosoles de medida inferior a 5µm. Existen diferentes tipos en función de la eficacia mínima de filtración y de la fuga total hacia el exterior. En Europa existen los modelos FFP1 (eficacia total mínima del 78%), FFP2 (eficacia total mínima del 92%) y las FFP3 (eficacia total mínima del 98%).   

Toda persona que entre en la habitación debe poner antes de entrar una mascarilla de tipo FFP2, bien ajustada y al salir de la habitación desecharla. En las maniobras que puedan generar aerosol, por ejemplo: intubación orotraqueal o aspiración de secreciones y maniobras parecidas es necesario utilizar un protector FFP3 sin olvidar el protector ocular.  

  • Traslados: limitarlos a los estrictamente necesarios, en caso de traslados sin paciente conectado a ventilación mecánica este deberá usar mascarilla quirúrgica (EN 14683). 

  • NO OLVIDAR PRECAUCIONES ESTÁNDAR.  

En algunos hospitales o áreas de los hospitales existen habitaciones específicas para realizar aislamientos por aire con presión negativa. Estas habitaciones se usan para aislar a pacientes con sospecha o confirmación de microorganismos transmitidos por el aire y habitualmente se diseminan por medio de secreciones respiratorias que pueden formar aerosoles. 

A modo de curiosidad, estas habitaciones cumplen una serie de características entre las que destaca un sistema de ventilación con presión negativa capaz de realizar entre 6 y 12 renovaciones de aire por hora. La salida de este aire se extrae en zonas lejanas del centro donde no hay personas ni animales. Para evitar la recirculación del aire contaminado con el aire acondicionado. Por ejemplo, el aire pasa por unos filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) que elimina el 99,7% de las partículas superiores o igual 3µm. El acceso a estas habitaciones permanecerá restringido. 

Cabe recordar que en las habitaciones sin presión negativa donde ha habido un paciente con medidas en aislamiento para evitar la transmisión por aire, si al marchar de la UCI aún sigue en fase de contagio, es necesario esperar una hora y ventilarla bien antes de limpiarla.  

Lectura recomendada: Lupión C, López-Cortés LE, Rodríguez-Baño J. Medidas de prevención de la transmisión de microorganismos entre pacientes hospitalizados. Higiene de manos. Enferm InfeccMicrobiol. Clin. 2014; 32(9):603-609. 

 

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