El diagnóstico de enfermería constituye la segunda fase del proceso enfermero y se basa en el análisis de datos recogidos durante la valoración del paciente para emitir juicios clínicos sobre problemas reales o potenciales de salud (Herdman, 2024). Este diagnóstico, fundamentado en un razonamiento diagnóstico lógico, permite a la enfermera identificar respuestas humanas alteradas o en riesgo, sobre las que puede intervenir de manera autónoma. La evolución histórica del diagnóstico enfermero se remonta a VERA FRY (1953), quien introdujo el término, y posteriormente se consolidó en 1975 con la inclusión del diagnóstico como una fase esencial del Proceso de Atención de Enfermería (PAE). Las definiciones de diagnóstico enfermero han evolucionado desde Moritz (1976) hasta NANDA-I (2024-2026), enfocándose en el juicio clínico sobre respuestas humanas que la enfermera puede tratar independientemente.
Los diagnósticos enfermeros, según NANDA-I 2024-2026, se clasifican en cuatro tipos: diagnóstico focalizado en el problema, diagnóstico de riesgo, diagnóstico de promoción de la salud y diagnóstico de síndrome. La estructura PES (Problema, Etiología, Sintomatología), desarrollada por Marjory Gordon en 1982, es el formato estándar para la formulación de diagnósticos enfermeros. Un ejemplo en este formato sería: "00011 Estreñimiento r/c ingesta insuficiente de fibra, ingesta insuficiente de líquidos y deterioro de la movilidad física m/p heces duras y sensación de obstrucción anorrectal". Sin embargo, NANDA-I 2024-2026 establece que en la documentación clínica es suficiente con la etiqueta diagnóstica, siempre que los factores relacionados y manifestaciones estén debidamente registrados en la valoración. Esta medida busca simplificar la documentación sin comprometer la calidad del diagnóstico.
