TEMA 4. IDENTIFICACIÓN, FORMULACIÓN Y MANEJO DE LOS TIPOS DE DIAGNÓSTICOS NANDA-I


La identificación de diagnósticos enfermeros es el núcleo del Proceso Enfermero (PE), ya que sobre estos se estructura el plan de cuidados. Para identificar un diagnóstico preciso, es esencial contar con un conocimiento sólido de las teorías enfermeras, ciencia enfermera y conceptos fundamentales que sustentan la práctica clínica. Durante la valoración del paciente, la enfermera debe detectar patrones, agrupando los datos en focos diagnósticos que permitan identificar respuestas humanas alteradas, en riesgo de alterarse o en disposición a mejorar (NANDA-I, 2021). La experiencia juega un papel crucial en este proceso; mientras las enfermeras expertas pueden identificar rápidamente grupos de indicios clínicos, las enfermeras noveles requieren un proceso más secuencial.

La formulación diagnóstica debe seguir el formato PES (Problema, Etiología, Sintomatología) propuesto por NANDA-I, basándose en los indicadores diagnósticos previamente identificados. Estos incluyen factores relacionados o de riesgo, características definitorias, población de riesgo y problemas asociados. Por ejemplo, un diagnóstico de insomnio (00095) se formularía como: “Insomnio r/c obesidad, consumo de cafeína, ansiedad y estresores m/p expresión de insatisfacción con el sueño y necesidad de siestas durante el día”.

En cuanto al manejo de NANDA-I, no todos los diagnósticos incluidos en la taxonomía son aplicables a todas las enfermeras, ya que algunos DE exceden sus competencias o son específicos de una especialidad. Sin embargo, la taxonomía completa se mantiene para fomentar el debate, la investigación y la educación global en diagnósticos enfermeros. Es esencial que cada enfermera seleccione aquellos diagnósticos adecuados a su ámbito de actuación y competencias legales.

Finalmente, los errores diagnósticos pueden originarse en la recogida de datos, la interpretación, la agrupación y la formulación del diagnóstico. Estos errores se deben a la falta de sistematización, la interpretación inexacta de los datos, la selección incorrecta de etiquetas diagnósticas o la falta de evidencia que respalde el diagnóstico formulado. Además, el contexto y la cultura del paciente deben considerarse en la interpretación de los datos para evitar suposiciones erróneas y mejorar la precisión diagnóstica.