Publicado por Susana Rubio Ruiz el 30/07/2025
Enfermería Familiar y Comunitaria
FC/1006-000630
Sexo: Hombre Edad: 83 años Profesión: AGRICULTOR País: España
Motivo de consulta: Úlcera compleja en maléolo izquierdo, resultado del fracaso de un injerto tras la amputación del primer dedo, que ha ido empeorando progresivamente, con presencia de tejido necrótico y alta sospecha de exposición ósea, en el contexto de un deterioro general del paciente.
Gráfico | Diagnóstico | Inicio | Fin |
---|---|---|---|
00047 - Riesgo de deterioro de la integridad cutánea r/c deterioro de la sensibilidad | 1º mes | 1º mes | |
00035 - Riesgo de lesión r/c disfunción sensorial | 1º mes | 1º mes | |
00132 - Dolor agudo r/c agente lesivos (biológicos, químicos, físicos y/o psicológicos) | 1º mes | 1º mes | |
00214 - Disconfort r/c síntomas relacionados con la enfermedad | 1º mes | 1º mes | |
00043 - Protección ineficaz r/c trastornos inmunitarios | 1º mes | 1º mes |
Dado el complejo y multifacético caso clínico del paciente M.C.P., se pueden extraer las siguientes conclusiones clave desde una perspectiva de enfermería y un enfoque multidisciplinar:
* Complejidad Extrema y Cronicidad: Este caso representa un desafío asistencial de alta complejidad debido a la edad avanzada de la paciente (83 años), la confluencia de múltiples comorbilidades crónicas (diabetes, EAP, sarcopenia), problemas nutricionales severos (anorexia, vómitos, diarrea), y la adición de un deterioro cognitivo incipiente. La historia de la úlcera, con una amputación digital y un injerto fallido previos, subraya su naturaleza recalcitrante y crónica.
* Necesidad Imperativa de un Enfoque Multidisciplinar Intensivo: Ningún profesional o disciplina por sí sola puede abordar eficazmente este caso. Es absolutamente crucial la coordinación y colaboración constante entre:
* Enfermería especializada en heridas: Para el cuidado local avanzado de la úlcera y el desbridamiento.
* Médicos (Internistas/Endocrinólogos): Para el control metabólico (diabetes) y la gestión de las comorbilidades sistémicas.
* Cirujanos Vasculares: Para la evaluación y posible revascularización de la isquemia.
* Podólogos: Para el desbridamiento quirúrgico avanzado y el manejo de la biomecánica del pie.
* Geriatras/Nutricionistas: Para el manejo de la sarcopenia, la desnutrición, los vómitos y las diarreas.
* Neurología/Psicogeriatría: Para la evaluación y manejo del deterioro cognitivo.
* Familiares/Cuidadores: Como parte fundamental del equipo de cuidados.
* Prioridad en el Diagnóstico y Manejo de la Osteomielitis e Isquemia: La alta sospecha de osteomielitis (dada la profundidad de la úlcera, la posible exposición ósea y el fracaso de tratamientos previos) y la conocida enfermedad arterial periférica son las principales barreras para la cicatrización. El tratamiento no progresará significativamente sin la confirmación diagnóstica (RM, biopsia ósea) y un abordaje agresivo de estas dos complicaciones. Incluso con antibióticos y desbridamiento, la infección ósea y la falta de flujo sanguíneo adecuado pueden impedir la curación.
* Manejo Nutricional Crítico: La sarcopenia, anorexia, vómitos y diarreas configuran un escenario de desnutrición que debilita significativamente la capacidad de cicatrización y la respuesta inmune de la paciente. La optimización nutricional es tan vital como el cuidado local de la herida, y puede requerir estrategias más allá de los suplementos orales, como la nutrición enteral, a pesar de los desafíos que esto implica en pacientes frágiles y con deterioro cognitivo.
* Desafíos en el Cuidado de Enfermería Derivados del Deterioro Cognitivo:
* Comunicación: La dificultad para la comprensión y expresión afectará la colaboración en los procedimientos (curas, movilización), la valoración del dolor y la comprensión de las indicaciones. La enfermera deberá adaptar su lenguaje y usar estrategias no verbales.
* Seguridad: El deterioro cognitivo, combinado con la sarcopenia y la inmovilidad, aumenta significativamente el riesgo de caídas y de manipulación inadecuada de la herida o los dispositivos de descarga.
* Adherencia a los cuidados: Aunque la enfermera realiza las curas, la falta de comprensión del paciente puede afectar la adherencia a la descarga de presión o a las restricciones dietéticas.
* Valoración: La valoración de parámetros subjetivos como el dolor o la calidad de vida se vuelve más compleja, requiriendo el uso de escalas conductuales y la observación atenta por parte de la enfermera.
* Impacto en la Calidad de Vida y la Carga del Cuidador: La cronicidad de la úlcera, la dependencia funcional, el dolor y el deterioro cognitivo afectan profundamente la calidad de vida de la paciente. Asimismo, el caso implica una carga física y emocional considerable para los cuidadores familiares, quienes requieren apoyo y educación continuos por parte del equipo de enfermería y otros profesionales.
* Pronóstico Reservado, pero con Potencial de Mejora a Través de Intervenciones Específicas: A pesar de la severidad del cuadro y la fragilidad del paciente, un diagnóstico preciso de la osteomielitis y la isquemia, junto con un manejo agresivo y coordinado (incluyendo posible revascularización y/o cirugía ósea si es viable), y una optimización nutricional intensiva, pueden ofrecer la única oportunidad de salvar el miembro y mejorar su calidad de vida. La alternativa, si estas intervenciones fallan o no son posibles, es el riesgo elevado de amputación mayor o complicaciones sistémicas graves.
En conclusión, el caso de M.C.P. no es solo una úlcera en el pie, sino el reflejo de un paciente geriátrico frágil y complejo con múltiples síndromes geriátricos y una herida como manifestación principal. El éxito en su manejo dependerá de la capacidad del equipo de salud para integrar y coordinar cuidados altamente especializados, adaptados a las limitaciones de la paciente y con un enfoque holístico que priorice tanto la curación de la herida como el mantenimiento de su bienestar y dignidad.