Antitusígenos


Los fármacos antitusígenos o antitusivos son aquellos capaces de reducir la frecuencia  e intensidad de la tos. Hay que tener en cuenta, que la tos es un acto reflejo que tiene una función protectora, con el fin de evitar el bloqueo de las vías respiratorias así como para eliminar patógenos, partículas y cuerpos extraños del aparato respiratorio. 

 

Una tos insuficiente favorece la infección pulmonar. Sin embargo, hay ocasiones en la que la tos se convierte en fuente de patología ya que excede la necesidad de expulsar partículas o secreciones, dando lugar a molestias, que pueden ir desde dolor o dificultad para conciliar el sueño, hasta trastornos cardiovasculares. En estas situaciones se hace necesario recurrir a los fármacos antitusígenos.

 

El reflejo de la tos se activa por estímulos irritantes de las fibras nerviosas sensoriales con terminales en la laringe, la tráquea y los bronquios extrapulmonares. Estos estímulos aferentes son transportados por el nervio neumogástrico o vago, aunque también intervienen otros nervios como el trigémino o el glosofaríngeo. Estas aferencias son procesadas en un centro nervioso, denominado centro de la tos, el cual está situado en el bulbo raquídeo. Su identidad aún no está bien definida,  pero se cree que es independiente del centro respiratorio.

 

Mediante diversos nervios eferentes, se pone en marcha una compleja respuesta muscular que origina el acto de la tos, el cual consta de tres fases consecutivas:

  • Inspiración profunda.
  • Compresión con aumento de la presión intratorácica.
  • Expulsión dinámica con glotis abierta y alto flujo espiratorio. 

Además de este componente reflejo, la tos cuenta con un componente voluntario mediante el control por parte de la corteza cerebral.

 

Los fármacos antitusígenos pueden actuar sobre cualquier componente del arco reflejo de la tos, tradicionalmente se clasifican en antitusígenos de acción central y de acción periférica según actúen a nivel del centro de la tos o de las fibras aferentes o eferentes que trasmiten el reflejo. Su mecanismo de acción, en la mayoría de los casos no se conoce con exactitud.

Por otro lado, dado el alto componente subjetivo de la tos, existen muchos fármacos cuya eficacia en ensayos clínicos controlados es cuestionable. Además, el efecto placebo es responsable en muchos casos de la eficacia antitusígena del fármaco. Todo ello provoca que en muchos casos, el tratamiento de la tos sea insatisfactorio. Antes de iniciar un tratamiento antitusígeno es fundamental identificar el mecanismo causante subyacente, que podría requerir tratamiento y siempre que sea posible debe tratarse la causa y no el síntoma (la tos)

Los principales fármacos antitusígenos son los fármacos opiáceos y los no opiáceos.