La estadificación del cáncer es un proceso esencial que permite determinar la extensión anatómica de la enfermedad y establecer un lenguaje común entre profesionales de la salud. El sistema TNM, uno de los más utilizados, describe el tumor primario (T), la afectación de ganglios linfáticos regionales (N) y la presencia o ausencia de metástasis a distancia (M). Así, T se clasifica desde T0 (sin evidencia de tumor) hasta T4 (invasión local avanzada), N desde N0 (sin afectación ganglionar) hasta N3 (compromiso extenso), y M desde M0 (sin metástasis) hasta M1 (con metástasis). Esta clasificación orienta la elección terapéutica y permite estimar el pronóstico de manera más precisa.
A la estadificación se suma la gradación tumoral, que evalúa el grado de diferenciación de las células respecto al tejido de origen. Se representa con la letra G y se clasifica desde G1 (bien diferenciado, de crecimiento más lento y mejor pronóstico) hasta G4 (indiferenciado, con alta agresividad y peor respuesta terapéutica). En los casos en que no se puede asignar un grado, se emplea Gx. Tanto la estadificación TNM como la gradación celular constituyen herramientas complementarias fundamentales para la planificación del tratamiento y el seguimiento del paciente oncológico.
