Tema 4. Valoración, competencias diagnósticas y razonamiento diagnóstico.


3. RAZONAMIENTO DIAGNÓSTICO

Para seleccionar un diagnóstico concreto para un paciente particular, primero es necesario analizar la información recogida y organizada durante la fase de valoración. El objetivo será reconocer una serie de claves o unidades de información relacionadas con el proceso vital del paciente.

Una clave, por ejemplo, puede ser la tensión arterial, o la temperatura de un paciente, es decir, todos los datos recogidos de manera intencionada o no, durante la etapa de valoración.

En la mayoría de las ocasiones, al conocer la situación clínica que padece nuestro paciente, la valoración se realiza con el fin de recoger datos, u observar claves relacionadas con el problema concreto.

Por poner un ejemplo, en un paciente que padece una hipertensión arterial crónica, orientamos la recogida de datos hacia los signos y síntomas que indican una alteración de este signo vital, como son la existencia de cefaleas, náuseas o vómitos, confusión, cambios en la visión o sangrado nasal, pero fundamentalmente la elevación de las cifras de la tensión arterial.

Para poder identificar una clave, se confrontan los datos recogidos del paciente con los datos esperados. Estos datos esperados, son obtenidos por nuestra parte gracias a los conocimientos teórico-prácticos adquiridos durante nuestra formación y ejercicio clínico.

 

Para obtener todas las claves del paciente es necesario finalizar por completo la valoración. Esto es así, porque el hecho de no detectar una única clave, puede suponer la emisión de un diagnóstico erróneo.

Por ejemplo, si en un paciente con obesidad valoro únicamente su estado respiratorio, comprobando que tiene disnea y una saturación de oxigeno del 95%, puedo suponer que el diagnóstico más adecuado es “Patrón respiratorio ineficaz r/c obesidad y m/p disnea”.  

Sin embargo, si hubiese valorado completamente al paciente, incluido su adaptación al estrés, hubiese podido comprobar como clave que el paciente había recibido hace unas horas la noticia del fallecimiento accidental de su padre. Teniendo una visión global y completa del estado de salud del paciente podemos determinar que la respuesta alterada, y por tanto el diagnóstico más adecuado, es el de “Ansiedad, r/c crisis situacional, y m/p dificultad respiratoria”.

Las claves serán por tanto la base para generar mentalmente una hipótesis diagnóstica, que tendrá que ser contrastada como es lógico con los datos recogidos.

 

En determinados casos, principalmente cuando no hay una certeza total sobre la elección de un diagnóstico, se realiza una valoración focalizada con el fin de validar los datos obtenidos.

Cuando hablamos de una situación clínica fundamentada en datos subjetivos recogidos durante la entrevista clínica, la única manera de validar estos datos es mediante la confirmación diagnóstica por parte del paciente, o por parte del entorno cercano (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.). Esto es así, porque basándonos en la variabilidad humana, las enfermeras nunca podemos determinar a ciencia cierta la respuesta de un paciente ante la situación clínica determinada.