Tema 1. Cultura de Seguridad del Paciente; origen, justificación y evolución.


3. ¿QUE ENTENDEMOS POR CULTURA DE SEGURIDAD DEL PACIENTE?

La cultura de una organización la determinan los valores, actitudes y comportamientos predominantes que caracterizan su funcionamiento. Con frecuencia, se ejerce una sanidad defensiva que facilita los errores y efectos adversos ligados a la sobreutilización de pruebas diagnósticas y tratamientos complejos. En ocasiones, se favorece el uso de dispositivos, tratamientos y tecnologías sanitarias insuficientemente evaluadas, la despersonalización de la asistencia y el deterioro de la relación asistencial, ya que el modelo sanitario está más centrado en el profesional que en el paciente.

No se fomenta el trabajo en equipo o la colaboración interdisciplinar, predominando valores como el autoritarismo y el individualismo, lo que se suele traducir una gran variabilidad de la práctica clínica.

Vivimos inmersos en la creencia generalizada, de que las actuaciones en la mejora de la seguridad del paciente deben centrarse en las personas que se equivocan, antagónica con el hecho de que trabajamos en sistemas con fallos latentes, que favorecen la aparición de errores. Y en lugar de preguntarnos ¿por qué pasó?, ¿cómo ocurrió? y ¿qué puede hacerse para evitar que vuelva a ocurrir?, lo que nos facilitaría el análisis de causas y el planteamiento de actuaciones preventivas, nos centramos en cuestiones como: ¿qué ha ocurrido? y ¿quién ha sido el culpable? cuando ocurren problemas de seguridad.

Un obstáculo importante, es el tratamiento de la culpa y como se diluye entre los profesionales ante cualquier EA. Esto es particularmente común en la asistencia sanitaria, donde hay una cultura de alta responsabilidad individual y donde un error puede dar lugar a procedimientos disciplinarios o judiciales. La respuesta es que los individuos tienden a negar la posibilidad dl error y no están dispuestos a divulgar los EAs por el temor de una posible recriminación. Esto dificulta que los profesionales adopten una actitud de diálogo, comunicación franca y análisis de las causas de los errores y los fallos, que contribuiría a mejorar la confianza y a orientar los cuidados hacia el paciente.

La organización está a menudo relacionada con el tipo equivocado de excelencia. Se suelen promover objetivos de gestión que están en la búsqueda de la eficiencia, el ahorro de costes o la satisfacción del paciente, como una decoración agradable. La consecuencia es que la seguridad del paciente no se expresa como una alta prioridad.

Los estudios sociológicos de las organizaciones sanitarias han puesto de relieve otras dos cuestiones importantes, que dificultan el logro de objetivos de la organización y el mantenimiento de la seguridad del paciente. Estos son, la división del trabajo y la dispersión de la responsabilidad.

La salud es compleja y requiere una diferenciación de roles profesional, tales como médicos, enfermeras, auxiliares, técnicos o trabajadores sociales. Cuanto más complejo es el proceso y cuanto mayor sea la organización, mayor es la necesidad de más trabajadores de la salud de diferentes tipos. Esto crea inevitablemente dificultades, con mayor potencial de que ocurran errores, debido a los requisitos para coordinar, colaborar y cooperar. La mayoría de los trabajadores de la asistencia sanitaria han tenido una formación diferente y separada y con frecuencia mantienen un sistema de valores que es específico de su grupo profesional. El problema de que haya "demasiadas manos” involucradas en la asistencia sanitaria, deriva en una falta colectiva de responsabilidad de la seguridad, poca responsabilidad individual y escaso sentimiento de responsabilidad cuando se producen eventos adversos.

Para que la seguridad sea una cualidad inherente del sistema, deberíamos promover conductas proactivas orientadas a evitar los EAs, en lugar de conductas reactivas frente a los problemas de seguridad como las mencionadas.

Es necesario cambiar esta situación. Hablar entre los profesionales, hablar con los directivos y responsables de los servicios sanitarios, hablar con los pacientes, hablar en las sociedades científicas y asociaciones profesionales, hablar en los medios de comunicación, hablar con todos aquellos involucrados en la actividad diaria de los servicios sanitarios y hacer aquello que sabemos que incrementa la seguridad y reduce el riesgo. Este es el primer paso para mejorar la seguridad del paciente.