Anestésicos Generales


2. ANESTÉSICOS GENERALES INHALATORIOS

 

2.1. Halotano

El halotano fue introducido en 1956 y ha sido muy utilizado debido a su falta de inflamabilidad, la facilidad de cambio en el control de la anestesia y el despertar rápido, sin embargo, sus efectos adversos y la aparición de otros fármacos más modernos y con mejor perfil ha relegado su uso. No obstante, sigue siendo el anestésico de comparación con los demás.

Produce una inducción relativamente lenta, se acumula durante la administración prolongada por lo que la recuperación está en función de la duración de su uso. El 60–80% se elimina por vía respiratoria sin cambios. Del resto, el 50% se metaboliza en el hígado por oxidación por el citocromo P450. Los metabolitos se eliminan por la orina.

 

El halotano produce depresión respiratoria e hipotensión. El efecto secundario más predecible es una reducción de la presión arterial debido por un lado a la acción sobre el gasto cardiaco y por otro a la acción sobre los barorreceptores (por eso no se asocia con taquicardia). Es dependiente de la dosis por lo que la profundidad de la anestesia se puede valorar por la presión arterial. Produce disminución de la contractilidad cardiaca por disminución del calcio intracelular. Tras la administración constante esta disminución desaparece. A nivel vascular aumenta el flujo sanguíneo en piel y encéfalo, y disminuye el flujo sanguíneo renal y el filtrado glomerular (en relación con la dosis). Puede disminuirse hidratando previamente al paciente. En el aparato digestivo, disminuye el flujo hepático y esplécnico.

Aumenta la presión intracraneal e induce disminución del consumo metabólico cerebral de oxígeno, por ello, está relativamente contraindicado en pacientes con riesgo de aumento de la presión intracraneal. No se produce aumento de la actividad simpática. Durante la recuperación pueden aparecer escalofríos. Produce escasa relajación muscular, pero presenta efecto sinérgico con los bloqueantes neuromusculares aumentando la duración del efecto de estos.

 

Las reacciones adversas que han condicionado la disminución de su uso, han sido por un lado la relación entre la administración de halotano y la aparición de alteración hepática. A los 2–5 días tras su administración puede aparecer un cuadro de anorexia, fiebre, náuseas, vómitos y alteraciones bioquímicas compatibles con hepatitis, se denomina hepatitis inducida por halotano. Es más frecuente tras varias exposiciones y se debe a la producción de un metabolito tóxico que en grandes cantidades produce una reacción inmunitaria responsable del cuadro, y por otro, que puede producir una reacción hipermetabólica del músculo estriado desarrollando un cuadro llamado hipertermia maligna que cursa con un aumento de temperatura y un aumento masivo del consumo de oxígeno que si no se trata de forma rápida puede ser mortal. 

El tratamiento de la hipertermia maligna consiste en suspender la administración de halotano y administrar dantroleno. El personal de quirófano puede estar expuesto a estos efectos sobre todo a la depresión del SNC y a la aparición de efectos teratogénicos en embarazadas.