Farmacología de la Respuesta Inmunitaria: Inmunosupresores e Inmunomoduladores


1. INHIBIDORES DE LA EXPRESIÓN GÉNICA: GLUCOCORTICOIDES

Los glucocorticoides tienen importantes efectos metabólicos sobre la mayoría de las células del organismo. A dosis farmacológicas suprimen la activación y la función de las células inmunitarias. Producen neutrofilia, linfocitopenia, monocitopenia y eosinopenia. Además, reducen la formación de múltiples mediadores inflamatorios implicados en la respuesta inmunitaria como el factor de necrosis tumoral alfa (FNTa) o las interleucinas 1 y 4 (IL -1 e IL 4). Por ello, presentan efectos antiinflamatorios e inmunosupresores muy marcados.

Se utilizan en la profilaxis del rechazo agudo y en algunas enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide.

 

Los más usados son la prednisona y la metilprenisolona por vía intravenosa. Su uso a largo plazo presenta importantes efectos adversos y su dosis debe ir reduciéndose de forma paulatina.

 

 

2. FÁRMACOS CITOTÓXICOS

Entre todos los fármacos citotóxicos, se utilizan como inmunosupresores dos clases: los antimetabolitos y los alquilantes.

 

2.1. Antimetabolitos

Durante muchos años han sido el pilar fundamental de los tratamientos inmunosupresores hasta la aparición de fármacos más modernos. Su principal problema radica en la falta de selectividad. Los más antiguos como la azatioprina y el metotrexato afectan a todas las células de rápida división. La azatioprina fue el primer fármaco que se usó para inducir inmunusupresión tras un trasplante y aún hoy se sigue usando para esta indicación. También se usa en la enfermedad inflamatoria intestinal y trastornos autoinumunes que afectan a la piel. Las acciones del metotrexato sobre el sistema inmune, son múltiples y no conocidas totalmente lo que lo convierte en un fármaco eficaz en muchas enfermedades mediadas por el sistema inmune como la artritis o la psoriasis.

 

Otros fármacos inmunosupresores de este grupo, incluyen el micofenolato de mofetilo (MMF) que es un profármaco del ácido micofenólico (AMF) y la leflunomida. El MMF tiene una gran selectividad sobre los linfocitos y cada vez se usa más. Además, es más eficaz que la azatioprina para la prevención del rechazo agudo de riñón y los estudios realizados indican, que también tiene más eficacia en la prevención del rechazo crónico. También es eficaz en enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la nefritis lúpica o la enfermedad inflamatoria intestinal.

Sus efectos adversos más comunes son de tipo gastrointestinal. En cuanto a la leflunomida, en la actualidad, se usa en la artritis reumatoide pero también ha demostrado eficacia en otras enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso y la miastenia grave.

Sus efectos adversos más importantes son la diarrea y la alopecia reversible. Por su amplia circulación enterohepática, sus efectos son prolongados. En caso de que sea necesaria su rápida eliminación puede hacerse mediante la administración de colestiramina.

 

2.2. Alquilantes

El único alquilante que se usa como inmunosupresor es la ciclofosfamida, aunque debido a que sus efectos adversos son graves y generalizados, su uso está muy limitado y se usa únicamente en trastornos de la inmunidad humoral, en concreto el lupus eritematoso sistémico.