Farmacología en Enfermedades Degenerativas del Sistema Nervioso Central


1.2. Agonistas de los receptores de Dopamina

Los agonistas de los receptores de dopamina son fármacos que actúan directamente sobre el receptor de dopamina postsináptico, los primeros que aparecieron eran derivados del cornezuelo como bromocriptina y pergolida pero debido a los efectos adversos que producen, se han abandonado en gran medida sustituyéndose por otros no derivados del cornezuelo como el pramipexol y el ropinirol.

En conjunto estos fármacos tienen algunas ventajas sobre la levodopa, presentan por lo general una cinética menos compleja y no compiten con otras sustancias por atravesar la BHE, además la semivida de todos ellos es mayor que la de la levodopa con lo necesitan dosis más espaciadas y mantienen mejor los niveles plasmáticos, por el contrario, sus efectos adversos son más frecuentes que con levodopa principalmente nauseas, edema e hipotensión. Además, pueden desencadenar efectos adversos cognitivos incluyendo alucinaciones especialmente en ancianos. También el uso de estos fármacos se ha asociado a menor control de los impulsos.

Los agonistas dopaminérgicos se utilizan sobre todo en pacientes jóvenes para retrasar el inicio de la administración de levodopa.

 

 

1.3. Inhibidores del metabolismo de Dopamina 

Los inhibidores del metabolismo de dopamina son otro grupo farmacológico que se emplea en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, su mecanismo de acción consiste en inhibir las enzimas que degradan la dopamina, las COMT y las MAO (en concreto la MAO–B que es la que predomina en el neoestriado).

 

 

1.4. Selegilina

La selegilina es un inhibidor selectivo de la MAO–B a dosis bajas, puede estar recomendada al inicio del tratamiento. Un inconveniente es que presenta un metabolito tóxico que puede causar insomnio y confusión especialmente en ancianos, la rasaligina es otro inhibidor selectivo de la MAO–B que ha sido recientemente aprobado y tiene la ventaja de no originar metabolitos tóxicos. Ambos fármacos se pueden usar en monoterapia en fases iniciales o combinados con levodopa aumentando el efecto de esta, pero también con mayor riesgo de reacciones adversas, sobre todo discinesias.

 

 

1.5. Tolcapona y Entacapona

Tolcapona y entacapona inhiben la COMT y con ello igualmente la degradación de dopamina. Como la levodopa puede ser también degradada por las COMT, estos fármacos evitan así mismo la degradación de levodopa, la tolcapona puede atravesar la BHE y tener efectos a nivel central mientras que la entacapona no atraviesa la BHE y sus efectos se limitan a impedir la degradación de levodopa a nivel periférico. Ambos fármacos consiguen potenciar los efectos de la levodopa y pueden ser de utilidad cuando disminuye la respuesta a ésta. Dado que la tolcapona se ha asociado a casos de hepatitis fulminante, su uso está muy restringido siendo la entacapona el más utilizado.

 

 

Otros fármacos que se han utilizado en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson incluyen Los Anticolinérgicos, en concreto trihexifendilo y benzatopina que se utilizan en aquellos pacientes en los que el principal síntoma es el temblor ya que son eficaces para el temblor más que para la bradicinesia y la amantadina, un antivírico, que en pacientes con discinesias inducidas por levodopa produce mejoría. En cualquier caso, tanto los anticolinérgicos como la amantadina no forman parte del tratamiento habitual de la enfermedad de Parkinson estando restringidos a situaciones muy concretas.