La enfermedad compleja lleva a la persona a un proceso de adaptación en el que inicia conductas de autocuidado y su relación con los profesionales de la salud. En este proceso, la actitud proactiva, la coordinación y la continuidad en la atención y el apoyo familiar marcan el curso de la enfermedad hacia su afrontamiento y empoderamiento o hacia su declive en calidad de vida.
Algunos puntos clave del modelo son:
- Las condiciones de vida anteriores a la aparición de la enfermedad y los determinantes sociales tienen un efecto importante en la capacidad de la persona para hacer frente a la primera aparición de la enfermedad y en su posterior adaptación a su desarrollo.
- La aparición de la enfermedad lleva aparejada un proceso de adaptación a los cambios iniciales obligatorios en los patrones de vida, que incluye el autocuidado. La información y el empoderamiento en este momento son cruciales para garantizar el manejo óptimo de su propia salud.
- La complejidad está directamente relacionada con las múltiples interacciones con distintos proveedores de salud y en diferentes contextos de atención, con una falta de control, coordinación y continuidad entre ellos que impacta directamente en la calidad de vida de los pacientes. Otros factores que llevan a la situación de complejidad son, la atención reactiva, la ausencia de apoyo familiar efectivo y la gravedad de los síntomas. Incidir en estos factores ralentiza la complejidad y los pacientes mantienen unos niveles aceptables de calidad de vida y empoderamiento.
- La existencia de un entorno familiar que ofrece apoyo desde el inicio al paciente, contribuye al proceso de afrontamiento y les ayuda a cumplir con su régimen terapéutico.
- Se identifica con un área de mejora el nivel de información y educación para el autocuidado que reciben los pacientes y los cuidadores.
- Muchos pacientes continúan en la creencia de que la solución a sus problemas la pueden encontrar en el contexto de la atención aguda, por médicos especialistas, siendo que lo que consiguen es una fragmentación de la asistencia con consecuencias claramente adversas. El abordaje de la cronicidad debe hacerse desde la Atención Primaria.
